Los automatismos nos han facilitado enormemente la vida, al ser capaces de realizar y controlar ciertas acciones que se realizan de manera repetitiva sin la intervención del ser humano. En concreto, los automatismos eléctricos nos permiten aplicar esa capacidad al control automático de todo tipo de dispositivos electrónicos o informáticos.
Qué hace un automatismo eléctrico
En la industria es muy común encontrarnos con automatismos eléctricos para mover pesadas cargas o hacer funcionar las mezcladoras o las cintas transportadores. En general, la incorporación de esta tecnología en el sector ha permitido automatizar máquinas y procesos enteros, mejorando enormemente la productividad, la seguridad y la calidad de los resultados en proyectos industriales. Y, además, ahorrando mucho en el apartado de costes.Los circuitos, aparatos y el resto de los componentes necesarios para que las máquinas funcionen de modo continuado conforman los automatismos eléctricos. Gracias a ellos se facilitan la regulación, conexión y desconexión del dispositivo utilizado.
Los diferentes tipos de automatismos eléctricos
Los automatismos eléctricos pueden estar compuestos por sistemas programados o sistemas cableados, en función de la tecnología que utilicen para operar. Veamos cada sistema en detalle.
Los sistemas programados
Los automatismos eléctricos que funcionan con la lógica programada basan su funcionamiento en los autómatas programables. Estos son elementos que se pueden programar para trabajar de una u otra manera, adaptándose a las necesidades específicas de cada tarea.
Se emplean sobre todo en instalaciones de gran complejidad. Los elementos que los componen son muchos, y están interconectados. Además, cuentan con memorias programables que también están vinculadas informáticamente.
Los sistemas cableados
En cambio, los automatismos eléctricos que funcionan con sistemas cableados se basan en la unión física de todos los elementos para realizar cada acción. Mediante una serie de ecuaciones lógicas se diseñan uniones que los hacen funcionar.
Todos los elementos de los automatismos eléctricos que emplean sistemas cableados se sitúan en un cuadro eléctrico. Allí podemos encontrar todos estos elementos.
- Los pulsadores: sirven para abrir el sistema (ponerlo en marcha) o cerrarlo (parar el equipo o máquina).
- Los interruptores: se usan para conectar o desconectar la instalación. Suelen diferenciarse de los pulsadores en que los interruptores se mantienen en su posición una vez que se activan.
- Los conmutadores: son capaces cambiar la dirección de la energía eléctrica dentro del circuito. Lo que hacen, al contrario que los interruptores, es desconectar un circuito para inmediatamente conectar otro.
- Los finales de carrera: al final del recorrido se colocan estos sensores de contacto, que envían señales para modificar el circuito.
- Los detectores: existen termostatos para medir la temperatura, presostatos para medir la presión, detectores de líquido para medir los niveles de estos y sensores que detectan la presencia de personas u objetos en un determinado radio. Todos ellos sirven para abrir o cerrar el contacto cuando la medición alcance unos valores fijados previamente.
- Los relés: podemos decir que son los elementos básicos de los sistemas cableados. Se accionan mediante sensores o interruptores, y sirven para activar o desactivar cada circuito.
- Los temporizadores: como su propio nombre indica, posibilitan la automatización del encendido y el apagado de la máquina.
- Los contadores: funcionan de forma parecida a los relés, pero se emplean para circuitos con corrientes mucho más altas. Además, se diferencian de estos en que cuentan con dos contactos: principales y auxiliares.
Las que hemos visto son, esencialmente, las características básicas de los automatismos eléctricos. Si se desea ampliar conocimientos en este campo, lo mejor es acceder a los cursos y másteres de Structuralia en materia de electricidad, que permitirán a los profesionales del sector completar o actualizar su formación en este ámbito y en muchos otros.