En la siguiente serie de artículos haremos un recorrido por las distintas acciones que se realizan a lo largo de las cadenas de petróleo y gas natural, desde los estudios previos hasta que finalmente la materia prima llega a los clientes finales.
Para poner un poco en contexto su importancia en la sociedad, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE) la contribución del petróleo y del gas natural a la matriz energética mundial se estabilizará en torno a un 54% en 2040, siendo ligeramente inferior a la actual debido principalmente al aumento del uso de las energías renovables.
Ante este escenario, y viendo la gran dependencia en el presente y en el futuro de los combustibles fósiles, vamos a exponer en primer lugar las principales actividades que se llevan a cabo desde la extracción del crudo hasta que finalmente son utilizadas para la generación de energía.
La industria del petróleo, considerada la más grande del planeta, se divide normalmente en dos fases: upstream, que engloba la exploración, producción y transporte del crudo, y downstream, en la que se realiza el refino y su posterior distribución y venta.
A continuación te explicamos en qué consiste cada una de las actividades que se llevan a cabo:
Exploración y producción
La primera etapa en la obtención del petróleo es la de exploración. En ella se buscan las zonas de los nacimientos petrolíferos y se evalúa el potencial de sus reservas para determinar la viabilidad económica del proyecto.
Una vez se ha decidido continuar con el proyecto, es necesario una gran inversión en ingeniería (perforación de pozos, instalaciones, obra civil, plataformas, etc) para posteriormente comenzar con la fase de producción. Esta última etapa suele durar entre 15 y 25 años y está condicionada por el límite económico del campo petrolífero.
En cuanto al coste de esta primera fase, se estima que supone alrededor del 60% de las inversiones total es de la industria petrolera.
A fin de entender la magnitud del transporte de crudo global daremos un dato: en el año 2019 la demanda mundial media superará los 100 millones de barriles diarios según la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Para dar respuesta a esta demanda tenemos dos principales formas de transporte, mediante oleoductos o por medio de buques, cada uno con sus ventajas e inconvenientes aunque son complementarios y en ocasiones se usan ambos durante el traslado.
Los buques-tanque tienen la ventaja de permitir el transporte de mayores volúmenes, alcanzando hasta las 550.000 toneladas de peso muerto, sin embargo el coste por tonelada es mayor que en el caso de los oleoductos.
Estos últimos en cambio, requieren una mayor inversión para su construcción y son los encargados de suministrar el crudo desde el yacimiento a la refinería o a una terminal marítima. Su diámetro varía desde lo 10 cm hasta 1,5 metros.
En busca de obtener una mejor respuesta del producto, es necesario someter al crudo extraído de los yacimientos a una serie de procesos que lo convertirán en carburantes, combustibles y otros derivados.
Entre estos productos se encuentran los gases licuados de petróleo, propano y butano, naftas, gasolinas, kerosenos, gasóleos y fuelóleos. Además de estos combustible, también se obtienen aceites lubricantes, asfaltos o subproductos como azufre o parafinas.
Alguno de los procesos a los que es sometido el crudo para su refino son la destilación atmosférica, el reformado catalítico de naftas, la hidrodesulfuración o la destilación al vacío.
Como último eslabón de la cadena del petróleo tenemos la distribución y venta de los productos petrolíferos. Abarca el transporte y almacenamiento desde las refinerías o puertos hasta el cliente final y se divide en dos etapas: distribución primaria y secundaria o capilar.
La primaria engloba el transporte desde los centros de producción hasta unas instalaciones intermedias de gran capacidad, mientras que la distribución capilar se refiere al traslado hasta los centros de consumo de los clientes.
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