¿Cómo son las nuevas Smart Cities?

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Si conoces de cerca el mundo del urbanismo y la distribución ciudadana, sabrás que resulta complicado definir de manera exacta lo que es una Smart City, al tratarse de un concepto amplio y complejo. Podemos decir una ciudad inteligente engloba toda una filosofía de eficiencia y comodidad de uso que abarca desde aspectos tales como la distribución urbana hasta otros como la utilización de los distintos servicios generales o vías de comunicación que componen una ciudad.

En este post, recogemos todas las claves que entraña este concepto de nuevo surgimiento, que parece ha llegado para instaurarse de manera permanente en las urbes desde uno al otro lado del globo terráqueo:

Tecnología como base las mejoras

Uno de los aspectos que podríamos resaltar como clave en la definición de una Smart City es la incorporación de soluciones basadas en las tecnologías de la información y la comunicación a los diferentes tipos de infraestructuras, edificios y servicios que la componen. De aquí se deriva el término “inteligente” o “Smart”. Varios tipos de tecnologías son ya de aplicación en las diferentes urbes a lo largo del mundo, tales como el Big Data, los sensores o el Internet de las Cosas. A lo largo del post, os contaremos algunos ejemplos ilustrativos de su empleo.

Eficiencia energética como principal eje de actuación

Para hablar de una Smart City hemos de dejar latente la importancia de la eficiencia energética dentro de una urbe de este tipo. Uno de los objetivos principales que se persigue con la incorporación de la tecnología a las infraestructuras es la mejora de la ecoeficiencia, de la sostenibilidad y de la sustentabilidad de las ciudades.

Tengamos en cuenta que, en la actualidad, a pesar de que las ciudades ocupan únicamente un 2% de la extensión en superficie mundial, estas consumen el 75% de los recursos globales. Ello unido a que las tendencias migratorias actuales indican que el 70% de la población mundial residirá en ciudades para el año 2050, hacen de la eficiencia en la gestión de recursos urbanos de estos núcleos poblacionales una necesidad de carácter urgente en nuestro desarrollo actual como sociedad.

Optimización de la movilidad y el transporte

De forma concreta, ante los mecanismos y procesos de mejora de la eficiencia, cualquier Smart City que se precie como tal deberá integrar un sistema de transporte público que se rija de acuerdo al principio de máxima eficiencia. Una urbe inteligente también ha de incorporar medidas que favorezcan el empleo de alternativas como la bicicleta o los desplazamientos a pie para la movilidad ciudadana cotidiana y, en última instancia, ofrecer también las medidas pertinentes para que los desplazamientos en vehículo privado se realicen de la forma más eficientemente posible y no se malgasten recursos ambientales, económicos, energéticos ni temporales en ellos.

Como ejemplo, podemos destacar el caso de Bruselas. En esta ciudad las líneas de metro disponen de convertidores energéticos que aprovechan la energía de frenado de los trenes para la generación de energía eléctrica, creando así un ciclo de autoabastecimiento en este sistema público. Este esquema se está extendiendo en la actualidad a lo largo de otras ciudades europeas. Otros ejemplos de estrategias para la mejora de la eficiencia en la movilidad que seguramente encontramos más al alcance de nuestra vista lo encontramos en los sistemas de información en tiempo real para el autobús o metro, así como la gestión de los centros de tráfico y aparcamientos mediante sensores que envían información a nuestros Smartphones. Todas estas soluciones tienen un objetivo común: la mejora de eficiencia en los desplazamientos.

Optimización de los servicios urbanos

Los servicios urbanos son otra de las grandes ramas de actuación para la mejora general de la eficiencia en una ciudad. En este sentido, cabe la existencia de muchos tipos de mejoras en varios ámbitos: sistemas generales, alumbrado público, recogida de deshechos, seguridad, telecomunicaciones y un largo etcétera.

smart cities

Un ejemplo de la implementación de la tecnología para la mejora de estos lo constituye la ciudad de Barcelona, en donde los contenedores urbanos cuentan con sensores inalámbricos los cuales miden el nivel de llenado y conectan con un sistema general de tratamiento de datos que planifica y recalcula la ruta del camión de la basura en función de la necesidad real. Otro ejemplo, tal vez más conocido por todos lo encontramos en la regulación de la intensidad de la luz del alumbrado público mediante sensores que indiquen si hay gente y vehículos transitando o no.

Otros ejes de actuación: confort del ciudadano y mantenimiento infraestructural

Limitar las soluciones de Smart Cities a la mejora de la eficiencia energética global de la ciudad, de los servicios urbanos y de la movilidad sería quedarnos en la superficie. Existen muchos otros ejes de trabajo para el desarrollo de la tecnología aplicada como solución a las ciudades. De entre ellos, destacan el confort del ciudadano -bien sea en sus desplazamientos cotidianos o en todas sus acciones que impliquen un cierto grado de interacción con la ciudad y su ecosistema- o la optimización de las actuaciones de mantenimiento de todas las redes de infraestructuras que componen la ciudad, las cuales pueden ser reguladas mediante sensores y tratamiento de datos.

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