Desde la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992, cuando se aprobó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, se han realizado numerosas acciones en materia de desarrollo sostenible, quedando recogidas o impulsadas por una amplia diversidad de documentos (políticas marco, reglamentaciones, leyes, normas, etc.) que definen, describen o cuantifican cómo llevar a cabo o cumplir con unas determinadas exigencias consideradas como sostenibles. La actividad constructiva conlleva unos impactos elevados en las tres dimensiones de la sostenibilidad (medioambiental, social y económica), obligando a una reconsideración de la enorme cantidad de aspectos relacionados a lo largo de todo el ciclo de vida, que pueden ir desde la extracción de las materias primas con las que se elaboran los productos de construcción, hasta que finalmente el edificio o infraestructura termina su vida operacional. El segundo módulo del curso de Sostenibilidad, cuarto y último curso que compone el Máster en Materiales de Construcción y Control de Calidad en Obra que organizan ANDECE y STRUCTURALIA, está dedicado a estructurar el cada vez más amplio ámbito reglamentario de construcción sostenible. En este módulo se entra en detalle sobre aquellos documentos que, en materia de sostenibilidad, consideramos tienen una influencia determinante sobre la construcción en general, y sobre la construcción industrializada con elementos prefabricados de hormigón, en particular.
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
Se derivan de la llamada Agenda 2030: se trata de un llamamiento universal a la adopción de medidas para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad. Consta de 17 objetivos que se basan en los logros de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que incluyen nuevas esferas como el cambio climático, la desigualdad económica, la innovación, el consumo sostenible y la paz y la justicia, entre otras prioridades.
De estos 17 objetivos, hay varios que tienen una influencia directa con la construcción y con el servicio y mantenimiento de los edificios y las infraestructuras, y en los cuales la construcción industrializada puede contribuir positivamente:
Eficiencia energética
La escasez de la energía, su creciente consumo, los costes de producción y su suministro hasta el usuario final, suponen uno de los mayores retos actuales de la humanidad. Por tanto, la eficiencia energética de cualquier actividad, y en especial de la construcción por su enorme impacto (hasta un 40% del consumo de energía primaria en Europa), representa una de las principales líneas de acción dentro del desarrollo sostenible.
En este contexto, cabe destacar la Directiva Europea de Eficiencia Energética de Edificios (EPBD) aprobada en 2002 y actualizada posteriormente en 2010, que se enmarca dentro del llamado objetivo 20/20/20, que fija los objetivos de reducir un 20% el consumo de energía primaria de la Unión Europea, reducir un 20% las emisiones de gases de efecto invernadero y elevar la contribución de las energías renovables al 20% del consumo total. Esta Directiva establece que los edificios públicos construidos a partir de 2019 y los edificios de índole privado a partir de 2021, sean de consumo de energía casi nulo (EECN). De la EPBD, se derivan las distintas actualizaciones de las normativas nacionales de edificación, como es el caso de España con el DB-HE del Código Técnico de la Edificación, actualmente en revisión y cuya nueva versión se prevé que sea publicada a principios de 2018.
En el caso del Documento Básico Ahorro de energía DB-HE-1 Limitación de la demanda energética, presenta a la inercia térmica como una característica a tener en cuenta. En artículos anteriores ya profundizamos sobre la aportación del hormigón como material masivo de alta masa térmica, que permite aumentar la inercia térmica de los edificios, de forma que con las estrategias de diseño adecuadas se logre reducir las necesidades de climatización, especialmente en las épocas y/o regiones más cálidas.
Economía circular
En 2002, el químico William McDonough y el arquitecto Michael Braungart con su libro “De la cuna a la cuna. Rediseñando la forma en que hacemos las cosas”, planteaban una nueva filosofía distinta de las conocidas “tres R” (reducir, reutilizar y reciclar), orientada a un modelo inspirado en la naturaleza de cero residuos. Basándose en esta filosofía, surge la idea de la economía circular como modelo económico basado en la reutilización y en el reciclado indefinido, más que en el uso de materias primas primarias. De todas las políticas e iniciativas que se están llevando a cabo actualmente, debemos destacar el plan de acción de economía circular aprobado por la Comisión Europea, que establece realizar un uso más eficiente de los recursos, minimizando los que se consumen y reincorporándolos a un nuevo proceso productivo, fijando una serie de objetivos para el periodo 2015-2030 (reciclado del 65% de los residuos municipales, reducción de la eliminación en vertedero a un máximo del 10% de todos los residuos, promoción de instrumentos económicos para desalentar la eliminación en vertedero (tasas y multas), etc.)
El propio concepto de prefabricado, como variante industrializada de la construcción en hormigón, ofrece una serie de características de partida que permiten asegurar que habrá una mejor adaptación a las exigencias de este modelo de economía circular:
- Residuos: existen dos consecuencias directas de trabajar en un entorno industrial, en que el proceso de producción está sumamente controlado: 1) se produce una menor generación de residuos; y 2) de obtenerse, se generan en la propia fábrica por lo que su aprovechamiento es más sencillo y económico, su contenido es más homogéneo y su reintroducción en un nuevo ciclo productivo es más eficaz. Asimismo, también resaltamos la capacidad del hormigón como material idóneo para aprovechar residuos procedentes de numerosas fuentes (adiciones sustitutivas del cemento, uso de áridos reciclados, etc.)
- Durabilidad: la durabilidad de los elementos prefabricados de hormigón, especialmente aquellos con fines estructurales, es una de sus características más reconocidas. El hecho de ser fabricado en un entorno protegido de las condiciones ambientales adversas y que sea resultado de un proceso industrial bajo un sistema de control de producción en fábrica, permite asegurar una vida útil superior a la establecida reglamentariamente (50 ó 100 años). De esta forma, la posible generación de residuos y/o necesidad de extraer nuevos recursos con que producir nuevos elementos destinados a nuevas construcciones se amortizan en un periodo de tiempo más largo.
Certificación del desempeño ambiental
Aquí coexisten distintas herramientas que le permiten a los fabricantes de productos de construcción demostrar su adecuación a las exigencias en materia de sostenibilidad, especialmente en la vertiente medioambiental. Es el caso de los Sistemas de Gestión Ambiental certificados de acuerdo a la norma ISO 14001, que ofrecen la posibilidad de sistematizar de manera sencilla, los aspectos ambientales que se generan en cada una de las actividades que se desarrollan en una organización, además de promover la protección ambiental y la prevención de la contaminación desde un punto de vista de equilibrio con los aspectos socioeconómicos.
Pero ante todo deben destacarse las Declaraciones Ambientales de Producto (DAP) cuya finalidad es aportar información cuantitativa de los impactos ambientales que comporta un producto o servicio a lo largo de su ciclo de vida. Las DAP están apareciendo citadas de forma creciente en reglamentaciones y en los pliegos de compra de materiales de construcción, especialmente en el caso de edificios que se certifican bajo esquemas de sostenibilidad (LEED, BREEAM, etc.). En este sentido cabe destacar la publicación en marzo de 2016 del Informe UNE 127757:2016 IN «Reglas de categoría de producto para la obtención de declaraciones ambientales de productos prefabricados de hormigón», desarrollado en el comité nacional de AENOR AEN/CTN 127, que se encarga de las normas de productos prefabricados de hormigón y cuya secretaría técnica desempeña ANDECE, que decidió anticiparse a la elaboración de la norma equivalente europea y acometer el desarrollo de un documento de alcance nacional que sirviese de modelo de referencia para aquellas empresas que quieran realizar sus DAP y poder disponer de esta información. Recientemente, ha sido ya aprobada la norma europea EN 16757 que sustituirá al informe nacional antes de final de año.
Métodos de evaluación de la construcción sostenible
La mayoría de avances alcanzados relacionados con los métodos estandarizados para cuantificar la sostenibilidad de la construcción, están fundamentalmente enfocados a la edificación más que a las infraestructuras, especialmente en su variante residencial. El impacto global de la edificación residencial es el mayor de todos, pues implica a los tres ejes de la sostenibilidad: medioambiental (emisiones de gases de efecto invernadero, derivados de los consumos de calefacción y/o refrigeración para lograr unas condiciones interiores confortables), social (la vivienda es una primera necesidad para las personas) y económico (suele representar el mayor gasto que afronta una persona a lo largo de su vida).
Existen ya un buen número de metodologías para evaluar cuánto tiene de sostenible un edificio o una infraestructura. Éstas pueden clasificarse como metodologías privadas o bajo procedimientos normalizados.
Respecto a los sistemas privados de certificación, deben destacarse BREEAM (origen Reino Unido) que fue el primer método de evaluación de la sostenibilidad de los edificios; y la herramienta LEED (Estados Unidos). Ambos sistemas de certificación están expandidos a nivel mundial. Otros sistemas conocidos son el SBTool (Canada), HQE (Francia) o el DGNB (Alemania). Respecto a modelos de evaluación de la sostenibilidad de infraestructuras, pueden destacarse los programas CEEQUAL y SUNRA.
La reciente proliferación de este tipo de procedimientos provoca cierta dificultad en realizar comparaciones comprensibles entre distintos programas, e incluso entre una construcción ecológica frente a la tradicional. Para hacer frente a esta gran cantidad de métodos de cuantificación de la sostenibilidad, las dos principales organizaciones mundiales de normalización, CEN (Europa) e ISO (Internacional), han comenzado a desarrollar sus propias normas:
- El comité europeo de normalización encargado del desarrollo de normas que establecen los métodos de la evaluación de la sostenibilidad de las construcciones es el CEN/TC 350. Ha desarrollado ya más de 10 normas. Aquí cabe destacarse la importancia estratética de la sostenibilidad para ANDECE, pues ostenta la secretaría del comité nacional de normalización de sostenibilidad en la parte de edificios AEN/CTN 198/SC1.
- En el caso de ISO, los comités que tratan con aspectos de construcción sostenible son los TC207, TC59/SC17 e TC71/SC8. El más importante es probablemente el TC59/SC17 que hasta la fecha ha publicado 8 normas y tiene otras tantas en desarrollo.
Otras líneas para la sostenibilidad de la construcción
En el módulo 2 «Ámbito de construcción sostenible» también se repasan otras líneas interesantes destinadas a la sostenibilidad de la construcción, y en las que puede afirmarse que la industria del prefabricado de hormigón va poco a poco adaptándose como forma de mejora de su competitividad externa y su operatividad interna. Se pueden destacar la responsabilidad social corporativa (RSC) o responsabilidad social empresarial (RSE), definida como la contribución activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental por parte de las empresas, generalmente con el objetivo de mejorar su situación competitiva, valorativa y su valor añadido.
También debe citarse la legislación y normativa local, pues cada vez más los Gobiernos Locales son actores clave para contribuir al desarrollo sostenible. Y por otro lado la Compra y Contratación Pública Verde (CCPV) proceso mediante el que autoridades públicas y semipúblicas deciden adquirir productos, servicios, obras y contratos en los sectores especiales con un impacto ambiental reducido durante su ciclo de vida. Es el caso de Euskadi que introdujo en 2011 el manual de contratación y compra pública verde que establece una serie de criterios, entre los que se destaca utilizar al máximo productos y elementos de construcción estandarizados, prefabricados y/o industrializados.
Autor del post: Alejandro López Vidal.
Director Técnico ANDECE – Director Maestría Internacional con Soluciones Constructivas con Elementos Prefabricados de Hormigón o Concreto www.capacitacionprefabricados.com
Si quieres saber más sobre prefabricación en la construcción, puedes consultar nuestro posgrado: