A la hora de actuar sobre los fallos en los cimientos de una edificación, podemos hacerlo sobre los propios cimientos o sobre el terreno. En este post repasamos las técnicas más empleadas en ambos casos.
Las técnicas más empleadas sobre el terreno (tratamiento y mejora) suelen ser las inyecciones o el jet-grotuing, y las más utilizadas sobre los propios cimientos son los recalces superficiales y los profundos. Estos suponen una solución que solo deberá utilizarse en los casos en los que no sea posible frenar los daños con otros métodos, ya que implican importantes repercusiones estéticas, económicas y funcionales.
Las inyecciones
Éstas se utilizan para reducir la permeabilidad del terreno y su compresibilidad, y aumentar su capacidad portante, pudiéndose emplear diferentes materiales como geles de sílice, resinas, poliuretanos o microcemento, entre otros.
Los limos y arcillas son considerados como terrenos no inyectables, ya que solo son cómodamente inyectables los suelos granulares gruesos. Aun así, podría resultar posible su tratamiento con esta técnica con la creación de masas de inyección, a base de romper el terreno mediante presión hidráulica.
A pesar de las mejoras que introducen en el terreno, las inyecciones también presentan algunas desventajas como la dificultad de calcular el alcance de estas o el posible riesgo de fugas de las lechadas.
El jet-grouting
Esta técnica cada vez es más utilizada como solución para los edificios con fallos en las cimentaciones. Presenta ventajas respecto a las inyecciones, como por ejemplo, una medición de la lechada mucho más precisa y que queda localizada en la zona deseada.
El jet-grouting comenzó a utilizarse para reducir las deformaciones del terreno, cuando se realizaban excavaciones cerca de edificaciones. La técnica consiste en realizar columnas de terreno mejorado debajo del cimiento o junto a éste utilizando una tubería que incorpora una cabeza de corte y que inyecta agua a presión.
La misma tubería inyecta lechada de cemento cuando se ha alcanzado la profundidad deseada. Cuando se extrae la tubería, se realiza un movimiento de rotación con lo que se consigue la realización de una columna de suelo mezclado con cemento.
Para mejorar la resistencia a flexión y facilitar la unión con la estructura, se puede hincar una barra de armadura en la coronación de la columna.
Los recalces superficiales
Son reparaciones o refuerzos sobre los cimientos, cuya finalidad consiste en aumentar la superficie de transmisión de cargas. Este tipo de recalces cada vez son menos utilizados por el elevado coste de mano de obra y por el riesgo que conllevan este tipo de excavaciones. Se clasifican en dos tipos funamentales:
1. Aumento de las dimensiones en planta
2. Aumento de la profundidad del plano de apoyo
Suele ser muy frecuente introducir entibaciones, para garantizar la estabilidad de la tierra de las paredes de las excavaciones.
Los recalces profundos
Consiste en añadir nuevos elementos a la cimentación profunda, soliéndose emplear micropilotes con una longitud menor a los 20 metros. El proceso puede variar en función del micropilote, pero generalmente comprende los siguientes pasos:
• Realización de la perforación
• Colocación de la armadura tubular continua
• Introducción del mortero de relleno, por gravedad o por inyección a presión.
Los recalces profundos pueden construirse de las siguientes maneras:
- Atravesando las cimentaciones: es la solución más sencilla para un recalce con micropilotes y para la creación de sotanos por debajo de edificios existentes. Consiste en atravesar el cimiento existente, evitando la realización de excavaciones cerca de los cimientos y minimizando posibles movimientos durante la reparación. Para atravesar cimentaciones es necesario que tengan un canto suficiente.
- Junto al perímetro de las cimentaciones
Si el cimiento no posee las características anteriores, será necesario que los micropilotes están colocados junto al perímetro del cimiento. - Como apeos provisionales de la estructura existente
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