Como ya se adelantaba la semana pasada, el Acueducto de Segovia, una de las obras de ingeniería romana más importantes de España, es más joven de lo que se creía. La construcción de este acueducto solía ubicarse en el último tercio del siglo I d.C.
Esta obra de ingeniería romana se encuentra situada en la ciudad de Segovia, en España, y fue construida para transportar el agua desde la sierra hasta esta ciudad.
En las fosas de los pilares se han encontrado cerámicas de terra sigillata hispánica y un sestercio de Trajano, una antigua moneda romana, acuñada entre los años 112 y 116. El Acueducto de Segovia, por lo tanto, corresponde al siglo II d.C.
Durante su construcción los romanos emplearon resistentes cimbras y andamios, utilizando también ruedas de elevación para levantar los sillares que estaban a mayor altura.
Esta estructura estaba formada por unos 166 arcos y unos 20.400 bloques de granito. El agua recorría el acueducto a cielo abierto, excepto en un tramo donde el canal se encontraba enterrado. El acueducto es más ancho en su base, y va disminuyendo al aumentar su altura.
La altura máxima del acueducto es de unos 28 metros y su longitud de más de 15 m. La pendiente de esta estructura varía entre los 0,3 y los 5,53 %, y el caudal máximo de unos 20 litros por segundo.
El acueducto de Segovia, la obra de ingeniería civil romana más importante de España, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985.