El proyecto TEV, Tracked Electric Vehicle, está pensado para que los coches eléctricos e híbridos puedan recargarse al circular por una carretera automatizada, desplazándose sobre unos raíles de metal. Con esta alternativa se conseguiría una reducción de la contaminación.
En este tipo de carreteras, los vehículos podrían circular a velocidades más altas que en las carreteras convencionales, alcanzando velocidades de unos 190 kilómetros por hora, con una seguridad mayor, ya que dejarían de existir problemas como la circulación en condiciones meteorológicas adversas o el cruce de un animal.
Otra de las ventajas que traería consigo es que la construcción de éstas tendría un coste inferior a otras infraestructuras de transporte. Además se conseguiría una reducción de las emisiones de gases contaminantes.
El proyecto TEV tiene unas dimensiones más reducidas que las carreteras convencionales. Esto permitiría el uso de las carreteras actuales, sin que sea necesario que sean construidas en un nuevo espacio.
Todo el funcionamiento estaría supervisado por un ordenador, el usuario introduciría un código de destino y el vehículo se desplazaría automáticamente hasta ese punto, descartándose la causa más común de accidente de tráfico: el error humano. Al llegar a su destino, el vehículo se encontraría completamente cargado.