El uso desmedido de las energías contaminantes es la causante principal de la catástrofe ecológica en el mundo.
Las energías contaminantes siguen dando de qué hablar en varios sectores de la sociedad actual. La razón por la cual este tema no termina de resolverse se debe a que una gran cantidad de industrias las siguen explotando. ¿Por qué si sabemos cuán dañinas son las seguimos utilizando? ¿Qué tiene que pasar para que el ser humano abandone esta manera de producir energía? ¿Es viable renunciar a ellas de forma definitiva?
Podemos definir a las energías contaminantes como aquellas que involucran procesos que perjudican al medioambiente durante su producción, distribución o consumo. Una de las características más importantes de estas formas de energía es que su obtención requiere la quema de combustibles o la emisión de sustancias tóxicas.
Las formas de energía contaminantes son aún más populares en el mundo que las renovables. Esto se debe a que, por muchos años, la humanidad las ha explotado de forma continua. Estas son, entre otras:
Es el combustible más usado en el planeta. Su gran aceptación se relaciona con el potencial energético que tiene. Desafortunadamente, su empleo tiene costes ambientales gigantescos. La gráfica siguiente demuestra el aumento constante en la emisión anual de gases tóxicos derivado de la combustión de este hidrocarburo.
Fuente: ane4bf-datap1
Dentro de las energías contaminantes, este combustible se considera el menos agresivo para el medioambiente. A pesar de ello, su consumo va en aumento en países en vías de desarrollo, especialmente en los del Este de Europa.
La energía que libera una tonelada de carbón es suficiente para satisfacer las necesidades energéticas de una población pequeña en un día de invierno. Esta fuente de energía es tan común en la tierra que es la más antigua usada por el hombre. Similarmente, es una de las que más contamina con gases tóxicos a la atmósfera.
La energía nuclear es peligrosa y sus residuos son altamente contaminantes. Por increíble que parezca, esta razón no ha persuadido a los gobiernos del mundo a disminuir su construcción y uso. Esto se debe principalmente a su elevada eficiencia energética. La figura siguiente muestra el aumento en Europa en la producción de energía atómica.
Uno de los mayores anhelos de organizaciones como la ONU es la reducción de la contaminación ambiental. Esto implica disminuir el uso de energías sucias. Para lograr tal hazaña, es preciso implementar, entre otras, las siguientes líneas de acción:
Ser más severo en las multas para las empresas del sector energético que contaminen.
Impulsar el desarrollo y la investigación en materia de sostenibilidad energética.
Concienciar a la población sobre el consumo energético y su impacto en la sociedad.
El camino aún es muy largo, pero algunos esfuerzos comienzan a rendir frutos. Por el momento, esta transición aún es un sueño que puede ser real. Sin embargo, a pesar de que el panorama pareciera oscuro, en realidad son buenas noticias, pues llegar a este punto depende de nosotros mismos.
Poder crear conciencia en la población sobre la necesidad de cambiar nuestros hábitos de consumo energético puede ser todo un reto. Durante siglos enteros nos hemos dedicado a producir y consumir energía sin percatarnos de las consecuencias. A raíz de este comportamiento, en Structuralia, sabemos de la necesidad de ofrecer posgrados que ofrezcan una visión más amable con el medioambiente a los profesionistas actuales y del futuro. Y aunque las energías contaminantes son aún muy populares, está en nuestras manos ir trabajando para disminuir su uso y poder apuntar hacia un futuro verdaderamente sostenible.