La gestión de proyectos es imprescindible en cualquier proyecto o idea de negocio. Te contamos a continuación más al respecto con una profunda entrevista.
Como director del área de innovación de IECA... ¿Podrías contarnos brevemente en qué consiste tu trabajo actual y tu trayectoria?
"Soy ingeniero de caminos. Empecé trabajando en una constructora, luego pasé por una ingeniería y ahora estoy en el sector de los materiales en base cemento, en un instituto técnico.
Recientemente me han cambiado de rol. Tradicionalmente he sido el responsable de innovación en IECA, aunque en la actualidad, tengo las funciones de director técnico y responsable de innovación.
En estos momentos, no me dedico tan directamente a la parte de innovación, me oriento más a funciones de coordinación, no tanto de investigación.
Como responsable de innovación, una de mis responsabilidades es establecer una hoja de ruta de innovación a nivel de aplicación de materiales en base cemento. A partir de ahí, hay que buscar nichos donde se pudieran desarrollar soluciones innovadoras. Una vez que se detectan esos nichos, se establecen los proyectos que darán cobertura a esas oportunidades. Siempre desde una perspectiva muy cercana al mercado, por supuesto.
En concreto, nos enfocamos en nuevas aplicaciones, mejoras de las prestaciones del material, ajustes a nuevas necesidades y regulaciones del mercado.
Por ejemplo, hemos trabajado en nuevos diseños que permitan aprovechar la inercia térmica del hormigón en la mejora de la eficiencia energética de edificios, ya que desde la Unión Europea nos han trasladado la necesidad de mejorar la eficiencia de las edificaciones y reducir consumos energéticos. En este caso, el hormigón tiene un potencial considerable, pero es necesario buscar nuevos medios para explotar ese potencial.
Hacemos lo mismo con cualquier aplicación de los materiales cementicios. Nuestra capacidad de innovación busca evolucionar los materiales tradicionales y el modo de desarrollarlos para acomodarlos a las nuevas necesidades que surgen, ya sean reglamentarias o de mercado".
Se habla mucho de metodologías ágiles en la gestión de proyectos como una forma de abordar un trabajo que llevamos siglos haciendo. ¿En qué consisten?
"Una metodología ágil consiste en establecer un camino para llegar rápido al mercado con un producto. No tiene por qué ser el producto óptimo o perfecto, completamente finalizado.
Se trata de un prototipado rápido, que busca el feedback del mercado lo antes posible para recopilar la opinión del cliente. Lo importante es que el cliente pruebe el producto o servicio, que diga si le gusta, si no le gusta, qué considera que tiene que cambiar a nivel de prestaciones, de diseño, etc.
Estas metodologías están relacionadas con el concepto del Producto Mínimo Viable (mvp). Es decir, tener un producto que de forma general, no en profundidad, ofrece las prestaciones que se le quieren dar al mercado. Y, a partir de ahí, evolucionar.
Pongamos un ejemplo para verlo mejor. Si yo quiero llevar un coche al mercado, un producto mínimo viable podría ser un patinete; al igual que el coche, es un vehículo que te lleva de un lado a otro. ¿Tiene las prestaciones de un coche? Por supuesto que no, pero se puede iterar para avanzar hasta llegar al coche.
La idea detrás de estas metodologías es la de comprobar que hay una necesidad de vehículos para ir de un punto A a un punto B. Es un ejemplo muy sencillo, pero sirve para ilustrar la idea.
El gran error que se comete muchas veces es que se ofrecen demasiadas prestaciones, pero no se cumple la función inicial.
Volviendo al hilo de la pregunta, todas estas metodologías ágiles podrían resumirse en tres acciones: llegar pronto al mercado, obtener feedback y, con ese feedback, iterar. Eso es ágil".
¿Por qué decidiste complementar tu extensa trayectoria con la docencia, qué te aporta?
"Para mí la docencia es vocacional. Siempre me ha gustado. Doy clase en posgrado porque se valora la experiencia profesional.
Por otro lado, transmitir conocimiento siempre me ha parecido una obligación moral. Los que vienen detrás tienen que aprender de los errores que hemos cometido, por eso me gusta transmitir experiencias, las dificultades que se encuentran en el día a día ya que ese tipo de aprendizaje no está en los libros.
La metodología ágil, por ejemplo, está en el libro, se puede estudiar. Como profesor, no puedo aportar más valor que un libro, pero sí puedo aportar valor en la práctica, porque tengo un equipo, he trabajado en proyectos, he visto dificultades.
Lo que está en el libro está muy bien, pero hay que entender cómo se lleva a la vida real y eso se aprende de los profesionales en ejercicio".
¿Por qué crees que las metodologías ágiles son relevantes en el ámbito de la digitalización?
"Muy sencillo.
La digitalización va muy rápido. Así que si tú no eres rápido a la hora de poner un producto en el mercado, te pasan por encima.
Yo vengo de la construcción, una industria en la que cuesta mucho innovar. Además, las innovaciones tienen un período de llegada al mercado bastante más largo que en otros sectores. En este caso, sí que te puedes permitir de alguna manera ir más lento. Pero en sectores tecnológicos, por ejemplo, donde la transformación digital es básica, o eres capaz de poner rápido el producto en el mercado y comenzar a recopilar métricas y mejorar o te quedas atrás".
¿Cómo se relacionan estas metodologías con el riesgo?
"Parte de hacer un Producto Mínimo Viable es hacerlo y lanzarlo con poca inversión.
Hablamos de proyectos que normalmente se financian con el bolsillo propio (o con las 3 F 's: family, friends and fools). Entonces lo que se tiene que intentar es poner ese producto en el mercado lo antes posible. Muchas veces es un producto conceptual, sin prestaciones.
No tienes dinero, tienes que lanzar ese producto de la forma más barata posible para correr el mínimo riesgo posible".
Al estar en contacto directo con profesionales que desean adaptarse a este sector... ¿Qué habilidades crees que faltan que no se aportan en la universidad?
"Dos cosas: práctica y conexión con el mercado.
Conozco la universidad española, que es muy robusta a nivel teórico, ya que ayuda a desarrollar capacidades para enfrentarse al mercado, pero no está en contacto como debería.
Es necesario aportar conceptos relacionados con la empresa. Sobre todo, enfocarse en que la empresa se tiene que volcar en el usuario.
Por poner un ejemplo propio: cuando salí de la universidad pensaba que el importante era yo, que podía resolver problemas. Nadie me dijo que lo que yo tenía que hacer era resolver problemas para alguien, que el importante es ese alguien al que le resuelves el problema. Eso lo aprendes con la práctica.
Esa visión de mercado, de cliente, de usuario final, falta en la universidad. Creo que la universidad tiene que estar conectada con la empresa o no conseguirá preparar profesionales listos para aportar".
¿Cuál es el impacto de las metodologías ágiles en los negocios?
"Depende de la empresa y de la industria. Implementar metodologías ágiles en un gigante tradicional como por ejemplo, un banco, es una pérdida de recursos.
Los costes de implementación, tiempo y material, no compensarán las posibles ventajas que las metodologías ágiles pueden aportar.
La metodología ágil debe aportar rentabilidad. Es una cuestión de números.
Estas metodologías suelen funcionar en empresas pequeñas porque es más rentable y la mentalidad de los equipos va en consonancia con los procesos".
Jeff Sutherland afirma que la metodología agile se creó para hacer felices a las persona en el trabajo... ¿Crees que es posible transformar hasta ese punto una organización?
"Creo que esta afirmación está relacionada con los resultados tangibles. Cuando se obtienen resultados tangibles en el trabajo, la motivación es mayor y las personas que participan están más satisfechas.
Sin embargo, en proyectos con largos períodos de investigación y documentación los ánimos suelen decaer.
En general, yo creo que si tú ves un resultado rápido de tu trabajo, recompensa.
No está tanto la metodología como el resultado y la motivación que aporta".
Para alcanzar objetivos en una industria como la construcción mediante la innovación... ¿Qué crees que es necesario que puede aportar una metodología diferente?
"Como comentábamos, la construcción es un sector muy regulado, en el que es muy complicado innovar. Tenemos que tener en cuenta que el resultado es una estructura, puede ser un edificio, una empresa, un túnel, etc. Su función es mantenerse en pie. Es necesario ser muy garantista, muy seguro. No vale cualquier innovación. Y esa es la principal condición.
Cualquier innovación que llega al mercado relacionada con temas estructurales requiere que el Producto Mínimo Viable haya pasado por unos procesos (testeo, pruebas, etc.).
¿Las tecnologías ágiles se pueden aplicar al sector de la construcción? Sí, como en cualquier otro sector, pero no todo tiene que ser rápido, no son las únicas metodologías. Depende de la empresa. Lo importante es el resultado, no la metodología. Si yo soy capaz de innovar y poner productos de valor para el cliente, la metodología que utilice es secundaria. Es un medio, no es un fin.
Entonces, ¿es necesario cambiar la metodología del sector de la construcción? Creo que es necesario cambiar la mentalidad de la gente, tanto de la gente que está en la obra como de la gente que está dirigiendo proyectos. La metodología sería el siguiente paso. Primero, el sector de la construcción tiene que entender que tiene que adaptarse a los tiempos e innovar. Sobre todo, para mejorar su productividad. Porque al final, si no se mejora la productividad, no se mejoran los márgenes y no se obtienen beneficios.
Desde Structuralia agradecemos a César Bartolomé su aportación y disposición para poder realizar esta interesante entrevista que nos ha acercado un poco más al veloz mundo de las metodologías ágiles.