La historia nos cuenta que al terminar la segunda guerra mundial, en la primera mitad del siglo pasado, grandes potencias del mundo quedaron devastadas, y todo por hacer o rehacer. La cantidad ingente de oportunidades y proyectos por desarrollar para poner en marcha de nuevo al mundo, impulsó la metodización de lo que hoy en día conocemos como Gestión de Proyectos.
Eso sí, hasta mediados de los años sesenta, hablamos de una fase muy embrionaria, donde la cabeza de un proyecto estaba siempre representada por la figura con mayor experiencia y capacidad técnica en el campo en el que se iba a desarrollar el proyecto. Es decir, si el proyecto se trataba de construir un puente, el director de proyecto debía ser el ingeniero que más puentes había construido en la plantilla, y así respectivamente con cada tipo de proyecto.
Razonamiento el cual, desde un punto de vista objetivo, no carece de lógica y dió buenos resultados en su momento. Pero en nuestra era contemporánea, los proyectos son cada vez más complejos y los equipos de trabajo cada vez más diversos, en lo que a capacidades técnicas se refiere. Y hoy en día, las habilidades interpersonales, de liderazgo y coordinación, son las más importantes y calificantes para un director de proyectos; ya que resulta casi imposible que un solo profesional domine a profundidad todo el espectro técnico requerir un proyecto.
¿Qué es la integración de un proyecto?
Es una de las 10 áreas de conocimiento que plantea el PMBOK, y se trata del manejo global del proyecto. Es decir, se identifica, define, combina, unifican y coordinan los procesos y actividades de dirección del proyecto. Lo que la convierte en un área muy exigente y demandante desde un punto de vista de la experiencia profesional, más que de la indagación teórica.
La integración del proyecto, es la única de las 10 áreas que engloba los 5 grupos de proceso desde el inicio hasta el cierre, pasando por la planificación, la ejecución y el seguimiento/control. Y debe implicar las siguientes consideraciones:
- Ciclo de vida del proyecto: representa al grupo de fases consecutivas en las que divide un proyecto, y tienen que ser completadas para dar por cerrado el proyecto. Estas fases son únicas para cada proyecto, por lo que se diferencia de los 5 grupos de progreso.
- Ciclo de vida del desarrollo: Tiene que ver con el enfoque con el que serán afrontadas las distintas fases del ciclo de vida del proyecto, prevé dotar de una estrategia al desarrollo de las fases, de manera de ejecutarlas de la manera más eficiente.
- Enfoques de la gestión: En la gestión de proyectos existen enfoques predictivos o adaptativos, y estos últimos pueden ejecutarse de manera incremental o iterativa. Siempre dependiendo de las características de cada proyecto, se puede escoger direccionar de cualquiera de las dos formas, o incluso, con un enfoque híbrido.
- Gestión del conocimiento: Los proyectos generan conocimiento y experiencia, y esta debe ser documentada y gestionada de manera que se pueda siempre aprovechar para futuros proyectos.
- Cambio: Van a existir cambios muy probablemente, y hay que gestionar la forma en la que estos cambios repercuten en el proyecto, con el objetivo de tener las menor cantidad posible de desviaciones.
- Gobernanza: En un proyecto es necesario definir pautas para poder evaluar objetivamente los avances y los retrasos, esto se traduce en objetivos, informes y auditorías periódicas.
- Lecciones aprendidas: Responde a la manera, y a la medida, en que se aprovechará la documentación existente de proyectos anteriores (gestión del conocimiento) a la hora de agilizar los procesos y hacer más eficiente el trabajo.
- Beneficios: En el seguimiento a los beneficios del proyecto, o incluso de cada fase del ciclo de vida, es muy importante establecer los parámetros en los que serán medidos
Como podéis ver, se trata de una muy amplia gama de consideraciones, que a su vez se distribuyen a todo lo largo del proyecto y que deben ser integradas de la mejor manera posible para el exitoso desenvolvimiento del proyecto. Y esta integración cae sobre las manos del Director del Proyecto.
Director de proyecto
Ya aclarada la relación entre la gestión de la integración y la dirección de proyectos, es importante definir las cualidades que se buscan en un/a Director/a de Proyectos. Como hemos dicho antes, la experiencia técnica en campos específicos está siendo desplazada por las habilidades interpersonales de esta figura y la visión global que pueda tener sobre un proyecto y sus participantes.
Bajo esta premisa, la mezcla ideal de habilidades o cualidades que debe juntar y aplicar un/a Director/a de Proyectos para afrontar los proyectos de hoy en día, se compone de los siguientes elementos:
- Escucha activa: Permite, no solo sacar el mayor provecho a la información que transmiten los colaboradores del proyecto, sino que crea un vínculo de confianza: Una de las técnicas más conocidas de la escucha activa consiste en que el receptor explique al emisor lo que ha entendido de su intervención.
- Facilitación: Trata sobre tener la voluntad de encontrar una solución, por encima de defender un punto o un ideal que pueda obstaculizar el avance o frustrar a los colaboradores. Esto demostrará al equipo que el objetivo es compartido y que todos están remando en la misma dirección.
- Liderazgo: Es un concepto cuanto menos polémico, ya que hay muchas variantes y estilos de liderazgo. Lo que sí es cierto es que es importante como Director/a de Proyectos encontrar el equilibrio justo entre la severidad de cumplir objetivos y plazo, y la motivación y bienestar del equipo
- Creación de relaciones de trabajo: Las relaciones de trabajo sirven para generar un vínculo que mejore la colaboración entre los miembros del equipo, y a su vez cree un sentido de pertenencia para con el proyecto.
- Conciencia Política: Ayuda al/la Director/a de Proyectos a leer los distintos contextos y situaciones para gestionar de la mejor manera los conflictos y las comunicaciones para poder mantener un ambiente de trabajo sano y lo más transparente posible.
Estas actitudes o habilidades en la mayoría de los casos no son innatas, pero la buena noticia es que pueden desarrollarse y ejercitarse a través de la formación por un lado, pero por el otro, poniendo en práctica estos puntos en cada oportunidad. Siempre apuntando a tener una visión global de los proyectos en los que nos involucramos, pero sin perder de vista el valor humano y profesional de los colaboradores para añadir valor a cada resultado.