Por ingeniería de proyectos se entiende un conglomerado de conceptos y conocimientos a partir de los cuales se definen los recursos que se van a necesitar en la ejecución de un proyecto. Para llevar a cabo los diseños e implementar las soluciones necesarias es imprescindible la figura del ingeniero.
Las principales obligaciones de un ingeniero de proyectos serán las de planificación y coordinación. Sobre todo del conjunto de acciones a desarrollar para que el trabajo sea ejecutado y entregado correctamente y en el tiempo establecido. Para ello, el ingeniero de proyectos ha de efectuar un seguimiento muy de cerca del trabajo que se esté llevando a cabo, haciendo especial hincapié en que se cumplan los plazos establecidos y que el desarrollo del trabajo siga lo estipulado en el planning inicial.
Existen otras obligaciones en la ingeniería de proyectos relacionadas con el control, en el sentido de que el resultado final se ajuste a los estándares de calidad estipulados. También es responsabilidad del ingeniero ajustar los costes al presupuesto acordado. Por último, este profesional deberá ejercer labores de motivación de los distintos equipos implicados en el transcurso del proceso.
Por lo tanto, la figura del ingeniero de proyectos va a tener que afrontar una serie de obligaciones que abarcan distintos campos y que requieren una excelsa preparación que se podría definir como multidisciplinar.
El objetivo de la ingeniería de proyectos debe ir más allá de los aspectos meramente tecnológicos y mecánicos. Hoy en día estos planes abarcan temas que corresponden al terreno de los recursos humanos, económicos o de información. Por tanto, el trabajo del ingeniero no se limita solo a una serie de directrices científicas.
Hay una serie de cualidades que un buen ingeniero de proyectos debe cultivar. Una de las más importantes es la de formación continua. Para ser capaz de adaptarse a los avances en la tecnología y los cambios constantes que se producen a nuestro alrededor, el ingeniero no debe descuidar su autoaprendizaje y debe estar en continua formación. Íntimamente ligado a esta cualidad está la de innovación, sobre todo a la hora de buscar un equilibrio entre la ejecución del trabajo y el respeto al medio ambiente, aspecto cada vez más valorado en nuestra sociedad.
Es importante que el profesional tenga una buena capacidad de adaptación a distintos ambientes y buenas capacidades sociales. Durante el transcurso de los distintos proyectos, un buen profesional tendrá que interactuar con diversos grupos profesionales, por lo que la capacidad de trabajar en equipo se presenta como una cualidad muy relevante.
En el caso de los proyectos de ingeniería de proyectos de obra civil y construcciones, el ingeniero debe acentuar algunas de las cualidades descritas. Debido al ingente uso de material, el ingeniero también debe tener especial cuidado en la administración del mismo. Asimismo, ha de tener buenas dotes de mando y gran capacidad de dirección y supervisión, especialmente cuando trabaje en obras de gran relevancia.
En el campo de la ingeniería de proyectos, la figura del ingeniero es posiblemente la más relevante y, a su vez, la que exige un perfil más completo. Son muchas las cualidades y obligaciones inherentes al ejercicio de la función de ingeniero.
Un proceso de ingeniería de proyectos tiene, por lo menos, seis fases claves que se deben tener en cuenta. Veamos de qué trata cada una:
Es el momento en el que se desarrolla y evalúa la ingeniería básica. Es decir, se traza la ruta para lo que será el proyecto en sí mismo: cómo se hará, cuáles serán las materias primas e insumos a emplear y qué condiciones ambientales pueden alterar o favorecer su puesta en marcha. Para conocer algunos de estos aspectos, es común que se usen los modelos matemáticos o estadísticos.
En esta etapa se miran de cerca los equipos técnicos que harán parte del proceso. Por ejemplo, se revisa su diseño y comportamiento y se hace un repaso de las condiciones operativas. El objetivo es trazar una proyección de estos recursos en el tiempo y ver si se adecúan a las necesidades del plan inicial.
Todo proyecto de ingeniería debe estar sustentado en documentos de referencia. Las memorias descriptivas, los bancos de datos y correlaciones, los diagramas de bloques o de procesos preliminares y la información sobre experiencias en laboratorio o pruebas piloto son algunos ejemplos.
En el mismo sentido del punto anterior, la ingeniería básica habla de la descripción de los procesos de forma detallada. Esto implica reseñar la capacidad de diseño de la obra, la flexibilidad de operación, los consumos específicos y las especificaciones una vez los productos estén terminados. Por lo general, este apartado se pacta entre el proveedor de la obra y el cliente que la demanda.
También llamado ‘Lay out’ (en español: diseño), habla de la distribución del predio en el que se ejecutará la obra. Es decir, supone la descripción pormenorizada de límites, accesos, dimensiones, accidentes geográficos, recorridos, calles principales, puntos de aprovisionamiento, veredas y del terreno aledaño. Expuesto a manera de plano, es el punto de referencia más cercano a lo que serán los trabajos de ingeniería.
Pero la ingeniería no basta con plantearla y describirla. Hay que ejecutarla y, más que nada, gestionarla. A este último paso se le conoce como gestión de ingeniería, que no es otra cosa que utilizar todo el personal y las unidades de recursos para la realización y la supervisión de las operaciones. Ante la complejidad de esta labor, suele subdividirse en tres áreas: Estudios, Construcciones y Mantenimiento. Cada una de éstas velará por el montaje de los equipos y las estructuras requeridas.