El Acueducto de Segovia es, posiblemente, la obra de ingeniería romana más representativa de la Península Ibérica, que sigue sorprendiendo y entusiasmando a todo aquel que se adentra en su conocimiento. Todos conocemos su trazado monumental, sin embargo, su tramo soterrado sigue siendo una confidencia para muchos.
Cuando uno tiene ante sí el primer tramo aéreo disponible en la ciudad de Segovia, no concibe lo que a pocos pasos tras de sí se llega a imponer. Y es que el primer vestigio que se puede encontrar bien pudiera realizarla un cualquiera sin grandes pretensiones.
Pero no. No se trata de cualquier obra, le sobran presentaciones. A cada paso que se avanza hasta su máxima expresión el Acueducto crece de una forma exponencial que hace evidente su magnífica construcción. En Structuralia ya realizamos un análisis de esta obra de ingeniería romana que, desde aquí, os invitamos a leer a través del enlace.
Declarado Monumento Nacional en 1884, e inscrito como Patrimonio Mundial por la UNESCO el 6 de diciembre de 1985, presenta hasta 167 arcos en su alzado. No obstante, éstos "solo" sustentan la estructura que transportó el agua hasta la ciudad, apartando a merced de las sombras al tramo de acueducto soterrado que distribuía el agua por la ciudad.
Este canal soterrado era ya conocido en la Edad Moderna con el sobrenombre de “Madre del Agua” y con el objeto de promover su conocimiento se trazó un itinerario guiado por 24 placas de bronce de 10x15 centímetros, con el logotipo del Acueducto.
Insertadas en el pavimento y coincidiendo en su replanteo con el Canal, estas insignias comienzan el recorrido en el Postigo del Consuelo, para acabar su trazado en la plaza del Seminario, donde la parte aérea y soterrada se dan de la mano.
Os dejamos con el siguiente enlace, donde podréis disfrutar de nuestro documental de Ingeniería Romana "Acueductos".