Publicado originalmente el 02 de septiembre de 2020, actualizado el 26 de agosto de 2022
La generación de desperdicios es algo inherente al ser humano debido a que muchas de las acciones que realizamos en el transcurso del día los producen. Por ello, es importante estudiar el tratamiento de residuos.
En este sentido, la normativa europea ha fijado para el año 2025 que se recicle el 55% de los desechos urbanos, aumentando esta cifra hasta el 65% para el año 2035. Además, se pone límite para los residuos que terminan en vertederos, no pudiendo superar el 10% del total.
Actualmente, cada habitante genera casi 500 kg de residuos al año y solo un 30-35% es reciclado en España. Por este motivo, es imprescindible mejorar la recogida y tratamiento de los residuos sólidos urbano para cumplir con la normativa y así reducir la contaminación del medio ambiente.
A continuación, veremos en qué consiste el tratamiento de residuos y cuál es su importancia, así cómo las diferentes técnicas utilidades en el reciclaje.
Fuente: residuosprofesional.com
El tratamiento de residuos se refiere a la acción o acciones cuyo propósito es alterar las condiciones químicas, biológicas o físicas de un desperdicio. Las diferentes operaciones de la gestión de residuos están enfocadas a conseguir neutralizar sustancias peligrosas; reducir la cantidad de residuos; recuperar componentes de valor; prolongar la vida útil de los artículos; entre otros.
En definitiva, el tratamiento de residuos es de gran importancia para tratar de reducir la contaminación del medio ambiente, evitar riesgos para la salud y, además, tratar de preservar los recursos de la naturaleza.
Para conocer todo acerca del tratamiento de desperdicios, es importante conocer la clasificación de los residuos. De esta manera, se pueden establecer tres maneras diferentes de distinguir los desechos: según la composición de los residuos; su capacidad de descomposición; y su lugar de origen.
Según la composición se pueden distinguir entre envases, vidrio, papel, etcétera.
Según su capacidad de descomposición pueden ser orgánicos o inorgánicos.
Según el origen de los residuos se clasifican en industriales, construcción, domiciliario.
Antes de nada, es importante distinguir entre los conceptos de recuperación y reciclaje. El primero de ellos se refiere a componentes que mediante un correcto tratamiento pueden reutilizarse. En este grupo se incluyen plásticos de cuerpos huecos, bricks, botellas de vidrio, piezas metálicas, etc. En cambio, el reciclado, sin embargo, tiene como principal misión conseguir una buena calidad y concentración de los materiales recuperados para su posterior aprovechamiento.
En este sentido podemos diferenciar entre el reciclado directo, en el que los materiales no sufren grandes alteraciones en su estado físico, biológico o de composición química, y el indirecto, en el que se transforman y se utilizan de forma distinta a la original.
Sin embargo, este método tiene un problema, y es que hay que estar completamente seguro de que los residuos orgánicos estén totalmente limpios, sin restos de otras sustancias como metales pesados, que serían un inconveniente para la salud al contaminar las plantaciones.
A pesar de que existen numerosos sistemas de tratamiento de residuos, los más habituales son los siguientes: incineración, vertido controlado y pirólisis.
A través de este sistema de tratamiento de residuos, estos se destruyen térmicamente mediante su oxidación completa, transformándolos en gases de combustión y productos sólidos (cenizas y escorias).
Por medio de esta técnica y con la ayuda de plantas especializadas es posible generar energía. Países como Suecia o Dinamarca son líderes en la generación de energía a través de la incineración.
Aunque la tendencia actual es la mínima utilización de los vertederos, debido a su menor coste respecto de otros sistemas, aún se emplea en la mayoría de los países. Normalmente situados en canteras o minas abandonadas, es imprescindible un buen diseño y gestión del vertedero para reducir lo máximo posible el impacto sobre el terreno. Una mala administración puede provocar, por ejemplo, la contaminación de aguas subterráneas por la generación de lixiviados.
Al igual que la incineración, es un tratamiento de residuos térmico en el que los residuos se calientan a altas temperaturas con una cantidad de oxígeno limitada. Este proceso se lleva a cabo en un contenedor sellado a alta presión, siendo este método más eficiente que la incineración, generando mucha más energía para su recuperación y utilización.
Fuente: Todoenpolimeros.com
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