La imparable evolución de las tecnologías aplicadas al campo de la Ingeniería supone una actualización constante dentro ámbito laboral de sus profesionales. Tanto es así que la salida al mercado de las nuevas herramientas, procesos y demás innovaciones genera cambios estructurales a nivel de empresa…
Bien es cierto que todas ellas traen consigo el objetivo de optimizar, facilitar y agilizar los distintos procesos y tareas que se desempeñan dentro de las compañías. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que si se quiere que la renovación de conocimientos exista es indispensable recurrir a la formación…
En este contexto, algunas empresas del sector ya optan por ofrecer cursos, programas de Máster y otros complementos formativos a sus ingenieros. Eso sí, siempre con la finalidad de que estos mejoren las funciones y los resultados relacionados con su puesto de trabajo.
No obstante, ofrecer diferentes opciones de aprendizaje a tus empleados no es suficiente, sino que además se requiere cierto control sobre esa formación por diversas razones:
Si te molestas en valorar los conocimientos que está adquiriendo tu equipo podrás verificar, a su vez, la interiorización de conocimientos y capacidades según vayan completando los diferentes módulos del programa.
Desde un punto de vista práctico, este control también te permitirá evaluar la eficacia de los programas que se ofrecen desde dirección. Y esto es debido a que el proceso de seguimiento verídico comienza cuando el ingeniero se incorpora a su puesto y reactiva sus funciones según lo aprendido.
Mantener controlado el avance en la formación del equipo te puede proporcionar la información suficiente para detectar carencias adicionales en cuanto a habilidades o conocimientos. De esta forma podrás decidir qué materias se van a impartir en los próximos programas.
Una vez que se detecta cierto progreso en el equipo se puede comenzar con la definición de objetivos a conseguir a partir de la formación recibida. Esto engloba desde nuevas actividades empresariales en relación a los proyectos de Ingeniería hasta la implantación de formatos innovadores, canales de comunicación interna, generación de actitudes o cualquier otro propósito a mejorar dentro de la compañía.
El propósito de poner en marcha diferentes programas de formación dentro de una empresa es capacitar a los ingenieros para que optimicen sus funciones y tareas laborales. Así, además de conseguir un mayor grado de motivación en toda la plantilla, también mejorará el rendimiento de la empresa en general.
Por ello, al acabar un plan formativo se deben medir los resultados y reiniciar el proceso circular (diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación). Así, el próximo se podrá ajustar tanto a las carencias todavía existentes, como a los intereses de la organización.
Como director dentro de una empresa de Ingeniería puedes medir la eficacia de los programas formativos. Realiza una comparativa de los niveles alcanzados por los empleados antes y después en base a distintos parámetros. Todo ello te ayudará a conocer qué nuevos proyectos o tareas pueden llevar a cabo tus ingenieros gracias a los avances alcanzados con la formación de cara a realizar cambios estructurales.
Ahora que ya conoces la importancia del seguimiento empresarial, ¿a qué esperas para informarte de los programas de formación especializada más indicados para tu equipo de ingenieros?