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Apuntalamiento y Apeo en las estructuras

Escrito por Structuralia | 22-ene-2021

A veces grandes problemas requieren de soluciones simples. Este, suele ser el caso de la construcción, un proceso que aunque milenario, sigue siendo bastante complicado y costoso aún hoy en día. Y aunque parezca en broma, seguimos utilizando soluciones tan antiguas como la historia del hombre para construir los edificios más modernos, porque son las soluciones más simples las que mejor resuelven un problema, y también las que más duran en el tiempo. 

Hablamos del apuntalamiento, en otras palabras, la acción de colocar soportes temporáneos a estructuras, que por alguna u otra razón no son capaces de mantenerse en pie. El apuntalamiento de una estructura es una pseudo estructura, de función auxiliar y efímera, en algunos casos, hasta desechable, y compuesta por elementos verticales o diagonales, dependiendo de cual sea la necesidad de sujeción


Cuando estos elementos son completamente verticales, son llamados puntales, y cuando estos puntales se usan en posición diagonal, reciben el nombre de apeo. Estos elementos de sujeción, suelen ser de madera o metálicos y bastante esbeltos, de manera que puedan ser transportados y manejados con cierta facilidad a la hora de montarlos, de la misma forma que a la hora de desmontarlos.

¿Cómo funciona el apuntalamiento?

Antes que todo, es importante dejar claro que este sistema se utiliza en dos casos muy puntuales relacionados con la edificación:

Construcción

En el caso de la construcción los puntales, o el apeo, se utilizan como estructura auxiliar especialmente cuando se trabaja con elementos en concreto armado. Ya que este tipo de construcciones a “húmedo” requieren de un proceso de endurecimiento del concreto, por el que debe pasar antes de adquirir las propiedades mecánicas que le permitirán mantenerse en pie y no colapsar por su propio peso. Proceso que suele durar alrededor de los 28 días

Mientras el concreto se endurece, o fragua, es necesario darle forma a través del encofrado, que al igual que los puntales, son elementos auxiliares, solo que el encofrado cumple sólo la función de dar forma a los elementos estructurales; quien se encarga de mantener el encofrado de una viga, de un forjado, o de un pilar en su lugar y sostenerlo mientras se endurece el concreto, es el sistema de apuntalamiento.

Fallos estructurales

Este caso se da cuando las estructuras, o partes de un edificio corren riesgo de desplomarse, esto quiere decir que la estructura deja de ser capaz de mantenerse en pie por sí sola. Cosa que puede suceder por diferentes motivos: creciente humedad en el suelo, oxidación, movimientos de suelo, incendios, sismos, o simplemente el paso del tiempo.

El problema es que estos eventos representan grandes riesgos de colapso, y por lo tanto un importante foco de peligro para las personas que habitan o transitan el lugar. El apuntalamiento, o el apeo, sirven para sopesar el riesgo de colapso temporalmente, mientras la estructura es reforzada o mientras se despeja la zona para que sea segura su demolición.

Desapuntalamiento

Efectivamente nos referimos al proceso contrario del apuntalamiento, y aunque no pueda parecerlo es una parte importante del proceso de construcción y el refuerzo estructural. Lo primero es saber que no se debe desapuntalar una estructura hasta que estemos seguros de que esta ha alcanzado su estado de rigidez final, es decir, cuando el hormigón haya fraguado por completo(28 días aproximadamente); o en el caso de una estructura metálica o en madera, hasta que esté completa la configuración geométrica que la rigidiza lo suficiente para sostenerse.

Lo que sucede al desapuntalar una estructura es que las cargas provenientes del peso proveniente de sus propios elementos que eran distribuidas al suelo por acción de los puntales, pasa por completo a los elementos estructurales. Y si estos no están preparados, se traducirá en deformaciones que seguramente afectarán la estabilidad estructural, y en el peor de los casos, la estructura colapsará.

Es por este motivo que se debe plantear un orden de desapuntalado en función de la propia estructura. Conociendo que los puntos críticos suelen ser los voladizos, la opción más segura es aflojar los extremos colgantes e ir retirando los puntales, en orden, hacia el interior. Y bajo ningún concepto es recomendable desapuntalar todo de golpe.