Con el inicio de la Primera Revolución Industrial se produjo un cambio radical en la sociedad, pasando de una economía rural basada en la agricultura y el comercio, a una centrada en las ciudades industrializadas.
Esta transformación ha continuado a lo largo del tiempo pasando por distintas fases, caracterizadas por el exceso de demanda durante el siglo XIX o la situación actual en la que nos encontramos, en el que prima el exceso en la oferta.
En este contexto, las empresas han tenido que ir adaptándose a estos cambios para no perder competitividad, incrementando la eficiencia de sus servicios, mejorando su calidad y reduciendo los costes.
Para lograrlo, las compañías han innovado creando nuevas metodologías de trabajo que permiten mejorar sus procesos, como es el caso del Lean Manufacturing, las Metodologías Ágiles o en la que nos centraremos hoy, el Seis Sigma.
Elementos claves en la metodología Seis Sigma
La metodología Seis Sigma, creada por la compañía Motorola, se generaliza en la década de los noventa como una herramienta para la mejora de los procesos que se llevan a cabo dentro de una empresa.
Con una táctica agresiva, el objetivo era conseguir una tasa de calidad de 3,4 defectos por millón de oportunidades (DPMO), considerando defectos cualquier acontecimiento en el que un servicio o un producto no cumplía los requisitos de los clientes.
Para ello, esta metodología se basa en la orientación al cliente y al negocio, la medición, mejora y control de la variabilidad de los procesos, y en la definición de las acciones que se deben llevar a cabo en cada paso del proceso de mejora.
Fases de la metodología Seis Sigma
Como se ha explicado anteriormente, Seis Sigma busca mejorar procesos ineficientes dentro de una empresa de una forma simple y efectiva. Esto se consigue mediante cinco etapas bien definidas:
- Definir
En primer lugar se ha de identificar cual es el problema a resolver, seleccionando el equipo más adecuado para aplicar la metodología. Asimismo, se debe definir el beneficio esperado y los recursos disponibles para su ejecución.
- Medir
Esta fase se centra en la identificación de las características claves del producto o servicio que afecta al cliente y sus requerimientos para posteriormente realizar la medición de forma precisa del funcionamiento del proceso, estableciendo el nivel sigma adecuado.
- Analizar
Una vez se realizadas las mediciones, el equipo encargado deberá evaluar los datos obtenidos determinando los factores claves que producen la inestabilidad, desarrollando una relación analítica causa-efecto.
- Mejorar
En la etapa de mejora se establece un modelo predictivo que minimiza las inversiones y potencia el resultado, y a su vez optimiza el funcionamiento del proceso bajo estudio eliminando las causas del problema.
- Controlar
Por último, es necesario diseñar y documentar los sistemas que se realizarán para mantener los resultados obtenidos tras la implementación de la metodología.