La construcción de una buena cimentación para los puentes es fundamental a la hora de que la estructura ofrezca un buen comportamiento durante su vida, proporcionando seguridad a los usuarios de la misma. Existen dos tipos de cimentaciones: las superficiales y las profundas.
Para iniciar la cimentación es necesario realizar primeramente el desbroce y la limpieza del terreno, efectuando un replanteo de los elementos que formarán la cimentación. Una vez concluidas estas tareas se realizará una excavación, en la que se tendrán en cuenta diferentes criterios como pueden ser las características del terreno, la estabilidad de las excavaciones, o el agua de la lluvia que puede alterar la capacidad resistente del suelo. En algunos casos puede ser necesario también efectuar una mejora del terreno. Uno de los métodos de mejora más habituales son las inyecciones denominadas jet-grouting.
Después se debe realizar un hormigonado de limpieza, de unos 10 centímetros de espesor, ya que así se podrán realizar las siguientes operaciones sobre una zona nivelada y limpia. Una vez terminada la cimentación es necesario realizar un relleno de la parte de la excavación no ocupada por los elementos estructurales y, por razones de durabilidad, es conveniente que se cubra la cara superior del cimiento con al menos 0,5 metros del material utilizado para el relleno.
Tenemos que distinguir entre dos tipos de cimentaciones: las superficiales y las profundas. Las primeras, las superficiales, se realizan empleando zapatas y losas de cimentación, mientras que las segundas pueden ser mediante pilotes o pantallas.
Cimentaciones superficiales
Cuando se haya realizado el hormigonado de limpieza se comenzará a disponer la ferralla, que puede realizarse in situ, o estar ya preparada, utilizando separadores para que las armaduras no estén en contacto con los encofrados. El siguiente paso consiste en colocar los encofrados laterales de tal manera que no se muevan, para que pueda realizarse el hormigonado sin problemas. Antes de hormigonar es necesario comprobar que el encofrado esté limpio y que las armaduras dispuestas son las que indica el proyecto.
Cimentaciones profundas
Las cimentaciones profundas se llevan a cabo mediante pilotes. Estos pueden ser de dos tipos: hincados o perforados/excavados in situ. Los pilotes hincados se pueden colocar mediante hinca con percusión con una maza o mediante vibración. Estos pueden ser prefabricados y de diferentes materiales (hormigón, madera o acero).
Los pilotes perforados o excavados in situ pueden ser de tres tipos: pilotes hormigonados con camisas metálicas recuperables, pilotes excavados sin entubación y pilotes barrenados. Deben existir datos objetivos para la aceptación del pilotaje, por ejemplo: ensayos sónicos, partes de hinca o medición de longitudes empotradas en roca.
En el caso de las cimentaciones profundas también podrían utilizarse pantallas. Para la ejecución de éstas es necesario la realización de unos muretes guía, que se tienen que colocar en los extremos donde irá colocada la pantalla, después se colocará la ferralla y se hormigonará. Las pantallas pueden tener diferentes espesores, estando comprendidos entre 0,45 y 1,20 metros.
Tanto en los pilotes como en las pantallas es necesario realizar un descabezado con el fin de eliminar el hormigón de mala calidad de la parte superior y para descubrir las armaduras que deben anclarse en el encepado.
Los micropilotes también podrían ser otra solución en el caso de cimentaciones profundas, con orificios en el suelo, en los que se va a colocar un elemento metálico y que posteriormente se inyectará con el fin de que estos elementos de metal queden en contacto con el terreno.
Durante la construcción se recomienda auscultar la pila-cimiento, con el fin de detectar posibles giros o asientos sufridos.