El ojo de Ijssel es un enorme hoyo circular construido sobre una isla artificial que se encuentra situada en el centro del Lago Ketelmeer, en el que desagua el río Ijssel, en Países Bajos, y su función es actuar como pozo para el depósito de sedimentos altamente contaminados.
Entre los años 1950 y 1990 el lago Ketelmeer estaba muy contaminado como consecuencia de los residuos industriales procedentes de las diferentes fábricas de la zona, haciendo que este lago fuera uno de los lugares más contaminados de la hidrografía de Europa. Entonces el gobierno de este país, ante el temor de que esto provocase la contaminación del agua subterránea o del lago IJsselmeer, decidió crear esta estructura.
El ojo de Ijssel puede almacenar más de 20 millones de metros cúbicos de sedimento, siendo el diámetro del pozo de un kilómetro y contando con una profundidad de 45 metros. Además dispone de un terraplén de 10 metros que rodea la estructura que evita que se produzcan fugas.
Su construcción comenzó en el año 1996 y terminó tres años después, en 1999. En la isla artificial existe una estación capaz de separar la arena de los contaminantes, siendo esta arena reutilizada posteriormente en otros lugares.