En este artículo se analizan las principales energías convencionales o no renovables. Su uso, evolución y repercusión en España y en América Latina.
Vamos a analizar las energías convencionales o no renovables. En concreto, su uso a través de la historia. Las implicaciones y la repercusión que tienen tanto en la sociedad como en el medio ambiente. Un artículo sin fronteras entre España y Latam.
Evolución del modelo energético en España y en América Latina
Antes de entrar en detalles, actualmente el modelo energético está virando hacia un sistema más sostenible. Con ello se pretende que las formas de extracción de las energías no renovables sean más respetuosas a nivel medioambiental. Así lo comprobamos en Structuralia, una escuela de formación de posgrado especializada en ingeniería, infraestructuras, energía y edificación.
Energéticamente, a lo largo del último siglo el planeta ha sufrido mucho. La constante demanda de energía por parte del ser humano, cada vez mayor, ha hecho que sus fuentes naturales tengan fecha de caducidad. Son recursos en cantidades limitadas que al consumirse en su totalidad no pueden sustituirse. Sobre todo, la energía que se obtiene a través de combustibles fósiles.
Tanto en España como en Latinoamérica, los productos habituales para generar energía convencional han sido el carbón, el petróleo y el gas natural. Su génesis desde la biomasa hace millones de años, hizo que se convirtieran en sustancias dotadas de propiedades energéticas.
- ¿Ventajas? Facilidad de extracción, disponibilidad temporal y, según se creía al principio, una vasta continuidad cronológica.
- ¿Desventajas? El agotamiento de las reservas (a corto y medio plazo), la rápida disminución de disponibilidad de las materias primas y, especialmente, comprobar como la emisión de gases contaminantes en la atmósfera son tóxicos para la vida en el planeta.
Combustibles nucleares
Al margen de los fósiles, los combustibles nucleares generan energía convencional mediante fisión nuclear de los materiales. El uranio, el plutonio y todos aquellos elementos químicos adecuados para operar en reactores, generan electricidad. En rigor no podemos denominarlos combustibles, sino más bien energéticos. Para la formación especializada en operación y mantenimiento de centrales de generación de electricidad, siempre es aconsejable la actualización específica.
En la evolución energética comparativa entre España y Latam, resulta curioso destacar cómo en nuestro país se intentó durante varias décadas emular la vertiginosa actividad nuclear francesa, mientras que en América Latina solo Argentina, Brasil y México han desarrollado este método.
Centrales de extracción
- España dispone de 5 centrales nucleares. Dos de ellas cuentan con 2 reactores cada una (Almaraz y Ascó). Potencia eléctrica instalada 7398,77 MW.
- Argentina tiene 3 centrales nucleares (Atucha I, Atucha II y El Embalse). Emplea agua pesada a alta presión como moderador de neutrones. Generan ± 6.2 % de la energía nacional.
- En el caso de Brasil sus dos centrales operativas, Angra I y Angra II, tienen una capacidad eléctrica de 1990 megavatios. En construcción un tercer reactor que proporcionará 1405 megavatios adicionales.
- México, una planta nuclear en Laguna Verde. Dos generadores producen alrededor del 5 % de la energía total del país.
Kioto, París, Madrid
Todos son ya conscientes del «efecto invernadero» generado especialmente por el consumo masivo del carbón y del petróleo. En 1994 la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático fue ratificada por 197 países. En la ciudad japonesa de Kioto se firmó un protocolo contra la contaminación atmosférica, que no entró en vigor hasta el 16 de febrero de 2005.
En el Acuerdo de París, diciembre de 2015, se intentó limitar la temperatura a niveles preindustriales. Todos eran conscientes de que el mundo camina de manera inexorable hacia una economía de bajo carbono. No obstante, la COP25 celebrada en Madrid poco antes del inicio de la pandemia, en palabras del Secretario General de Naciones Unidas, fue «decepcionante» debido a las dificultades que el multilateralismo sufre en el actual contexto internacional.
Un tema polémico y apasionante, que se desarrolla en parte en un máster sobre la eficiencia energética. Las tecnologías renovables proporcionan magníficos elementos de crecimiento económico y social. Su permanente evolución proporciona eficiencia a los profesionales y obliga a una constante actualización de conocimientos.
Iniciativas y desafíos de las energías convencionales en uso actual
España y Latam, y buena parte del mundo occidental, coinciden en la divergencia que existe entre los costos reales y el LCOE incorrecto del que presumen las energéticas tradicionales. Los análisis sobreestiman el costo por kilovatio-hora del carbón, el gas y la energía hidroeléctrica. Un desafío importante consiste en eliminar de manera definitiva el dióxido de carbono producido por combustión del carbón. El principal gas de efecto invernadero.
España, a diferencia de los países de habla hispana, tiene los objetivos energéticos y medioambientales marcados desde Bruselas, y ya es insostenible mantener un sistema basado en «energías contaminantes». Al no poder internalizar todos los costes, el estado tendría irremediablemente que aplicar notables incrementos de precio en la electricidad generada.
Las proyecciones de un reciente estudio elaborado por la prestigiosa consultora Lazard indican que en 2050 las fuentes de menor coste serán las que provengan de energías renovables. El despegue de la fotovoltaica y la eólica en los últimos años y el apoyo que aporta la ingeniería, hacen que estas energías estén cada vez más cerca de alcanzar su madurez industrial.
¿Es realista pensar en un futuro 100 % renovable?
Una sencilla pregunta, cuya respuesta implica ámbitos tecnológicos, técnicos y, obviamente, económicos. Con un factor añadido: la capacidad que tenga cada país de adecuar la tecnología necesaria. El último análisis de la IEA (International Energy Agency) también demuestra el imparable aumento de las renovables, liderada por la
eólica. Las mejoras que proporcionan respecto a la eficiencia energética son factores clave para mantener estables las emisiones, e incluso reducirlas.
Conocer bien la evolución de las energías convencionales es fundamental para crear valor en futuros proyectos que requieran comparativas actualizadas. La adhesión y participación de la sociedad española y latinoamericana a la transformación energética es esencial para el éxito contra el cambio climático. Fundamental además para legitimar las iniciativas de los gobiernos como promotores del uso de renovables. En Structuralia estamos convencidos de la importancia de la formación continua de alta calidad para el desarrollo profesional de ingenieros y arquitectos.
