Los estudios estructurales en estructuras existentes son indispensables para alargar la vida útil de los edificios, aquí el por qué.
Hoy en día las estructuras se diseñan y construyen teniendo en cuenta un periodo de vida útil, criterio que suele venir definido por la normativa técnica de cada país (en el caso de España el CTE lo fija para cada tipo de estructura). Aún así, una estructura puede verse afectada por fenómenos naturales, accidentes, o simplemente se puede querer reutilizar para un nuevo uso; y cuando esto sucede, es necesario realizar estudios estructurales para determinar la intervención necesaria, y que pueda seguir en funcionamiento, alargando su vida útil.
Esto es una práctica cada vez más común, ya que puede dar una nueva vida a un edificio, puede reducir costes con respecto a construirla de nuevo, y tiene un impacto mucho menor al medio ambiente. De hecho, el nuevo código estructural ha introducido nueva normativa en torno a la gestión de estructuras existentes, para saber más sobre los cambios que ha introducido el nuevo código estructural con respecto al antiguo EHE-8 en España, te invitamos a leer este post.
El estudio estructural está dirigido a identificar claramente si la estabilidad de la estructura existente está comprometida y por qué, o si será capaz de cumplir con los coeficientes de seguridad que imponen un nuevo uso. Este tipo de estudios se realiza en tres fases principales:
Lo primero es conocer a profundidad la estructura que se está estudiando, esto quiere decir, recopilar toda la información documental (planos, alzados, y detalles) y contrastarlas con la realidad y el estado actual de la misma a través de catas. Lo más importante es corroborar los materiales con los que se ha construido, si ha sufrido modificaciones en el tiempo.
Realizar un inventario de las lesiones, patologías o puntos críticos que puedan afectar la estabilidad de la estructura, o que puedan representar un riesgo a futuro.
Finalmente, se debe analizar la cimentación y el suelo donde está apoyada la misma, acudiendo, si es necesario, a estudios geotécnicos.
Los resultados del estudio deben reflejar toda la información recopilada, así como las capacidades de resistencia de la estructura en conjunto y de cada elemento estructural. Así como dar respuesta a las dudas que motivaron el estudio.
Este tipo de estudios son recurrentes en edificios de valor histórico, que suelen seguir alojando distintos tipos de actividades culturales, y que no han sido construidos con los criterios modernos de cálculo estructural, además de que suelen presentar patologías con el paso del tiempo.
Según el tipo de grietas que aparezcan en el edificio se puede saber si la causa tiene que ver con la capa de revestimiento, con la tabiquería, o si la causa es estructural. En este último caso es motivo de alerta y se debe realizar un estudio estructural para saber la gravedad de los daños, y la posible solución.
Grieta causada por deficiencias en la estructura. Piresa
No solo los edificios de importancia histórica necesitan de estudios estructurales, los edificios comunes cuando cumplen con su vida útil necesitan de estudios periódicos para asegurar el uso continuado de la estructura
Cuando se pretende hacer un cambio drástico en el uso de un edificio, se debe saber con certeza si la estructura puede soportar los nuevos tipos de carga, y poder diseñar los refuerzos que sean necesarios en base a la capacidad real de la estructura existente.
Para realizar este tipo de estudios se precisan profesionales capacitados, como arquitectos e ingenieros, dependiendo de la magnitud y la tipología de la estructura. Y con la alta demanda de cambios de uso por el bajo impacto ambiental y los beneficios económico, cada vez más ingenieros y arquitectos se especializan en el análisis y cálculo de estructuras existentes.