Con la compra de Compañía General de Electricidad en Chile por 2.600 millones, la energética española se consolida como la primera gasista por número de clientes y la cuarta compañía eléctrica del continente.
La compra de CGE añade un nuevo país a la presencia de Gas Natural Fenosa en América latina. La chilena tiene un modelo de negocio muy parecido a la compañía presidida por Salvador Gabarró como una energética con electricidad y gas integrado en su estructura, con más de 2,5 millones de clientes y con una cuota de mercado del 40% en distribución eléctrica, incluyendo parte de la capital Santiago de Chile. Prueba del salto cualitativo es que la española está presente en el negocio energético en siete de las nueve mayores urbes de Latinoamérica, incluidas Bogotá, Buenos Aires, México DF, Rio de Janeiro y Santiago de Chile.
CGE centra casi toda su actividad en el sector eléctrico y gasista en Chile, pero opera en cuatro provincias de Argentina y se encarga de la distribución de gas en 26 de los 32 distritos que tiene Colombia. El ebitda de CGE en el ejercicio 2013 alcanzó los 743 millones de dólares, de los que el 96% corresponde a su actividad en el mercado energético chileno.
La operación se cerró el pasado mes de noviembre por 2.550 millones de euros tras lanzar una OPA por el 100% de la compañía, después de alcanzar un acuerdo con los accionistas de referencia. El Grupo Familia Marín, Grupo Almería y Grupo Familia Pérez Cruz controlaban el 54,19% del capital de la compañía. Incluyendo la deuda consolidada de CGE y la participación minoritaria de sus filiales, asciende aproximadamente a 6.000 millones de euros. El consejero delegado, Rafael Villaseca, durante la presentación de los detalles de la operación afirmó que la compra no altera la solidez financiera y acelera el cumplimiento de los objetivos comprometidos en su plan estratégico 2013-2015.
Desde Gas Natural Fenosa explican que la compañía chilena reduce el riesgo de las inversiones en América Latina destacando que el país ofrece un mercado estable con marcos regulatorios favorables frente a otras economías. Las perspectivas de crecimiento de Chile para este año son de un crecimiento del PIB del 3,3%, quizá con menos potencial como los que tiene Perú o Colombia, pero con la seguridad de que ofrece uno de los países europeizados y con un mercado más maduro. Chile es el país de la región con menor percepción de riesgo para las inversiones extranjeras como demuestran las calificaciones de las agencias de rating, que fijan la nota para su deuda soberana en doble A, muy por encima de la consideración de bonos basura para México o Brasil, por poner un ejemplo.
La operación supone un paso más en el cumplimiento de los objetivos de crecimiento incluidos en el plan estratégico, reforzando su posición en distribución de gas y electricidad en Latinoamérica. Más del 50% de ebitda de la multinacional se obtendrá fuera de España, al finalizar la integración.