Gestión de riesgos en proyectos: comentamos cuáles son sus aspectos fundamentales y cómo poner en práctica un plan eficaz. Fórmese en un sector al alza.
La gestión de riesgos de proyectos es imprescindible para lograr el éxito. A continuación, se repasan los aspectos más importantes para poner en práctica una estrategia eficaz.
Para hacerlo, es necesario seguir una serie de pasos que permitan llegar a una conclusión.
El primer tipo consiste en determinar el nivel de probabilidad y de posibilidad de que el riesgo ocurra. Además, califica el impacto que tendría en el proyecto. Se suele usar una escala para facilitar la clasificación de cada riesgo potencial. Para concretar la cifra hay que basarse en la causa y en el efecto que podría provocar. Esta variante ayuda a reducir el nivel de incertidumbre y se centra en los riesgos más importantes con el objetivo de diseñar una estrategia que mitigue el impacto.
Los riesgos cuantitativos se analizan usando la estadística y determinando las consecuencias de su efecto en el proyecto. Así, resulta más fácil tomar una decisión con menor incertidumbre y perfeccionar el proceso de control de riesgos. La importancia del resultado del análisis es enorme ya que ayuda a conocer cuál es la probabilidad real de cumplir los objetivos previstos. Además, ayuda a establecer objetivos más realistas.
Los resultados del paso anterior sirven para determinar cómo será el impacto del riesgo potencial. De su estudio dependerá:
Antes de aplicar la metodología correspondiente, es necesario realizar un plan de control. Para diseñarlo, deben seguirse los siguientes pasos.
Es importante conocer cuáles son los riesgos que se han producido y también sus causas. Además, se debe concretar cuáles son las acciones a llevar a cabo y cuáles son los síntomas que deben poner en marcha el plan. Así, la dirección del proyecto debe contar con una estrategia determinada que permita clasificar más fácilmente cada riesgo y asignar a cada departamento su gestión.
Es importante concretar aspectos como los datos del desempeño del trabajo y crear informes al respecto para agilizar la forma de evitar que el proyecto se pare.
Ha de realizarse una auditoría de los riesgos para conocer si el plan es eficaz. Siempre es eficaz reevaluar cada incidencia y valorar si el desempeño técnico la ejecución del proyecto se ha visto afectado. También es esencial llevar a cabo un análisis de reserva (que compara la cantidad de reservas para este tipo de incidencias) y de variación y tendencia (que predicen la posible desviación respecto a la base del proyecto).
Las reuniones periódicas con todos los miembros del equipo ayudan a valorar mejor todo lo sucedido. Dependerá de la dificultad de cada uno de ellos y de la prioridad que se le conceda a cada riesgo.
En el plan correspondiente han de incluirse las soluciones para cada posible riesgo. Sin embargo, es necesario controlar si son las más adecuadas.
A lo largo del proyecto podría tenerse que modificar el plan para encontrar opciones alternativas o, directamente, para amoldarse mejor a las características del proyecto en marcha.
La combinación de los aspectos anteriores permite conseguir el mejor resultado posible. El gestor podrá así controlar mejor la gestión de riesgos de proyectos y convertir la idea inicial en realidad adaptándose a cualquier tipo de eventualidad.