La granulometría de los suelos afecta directamente al tipo de construcción a realizar sobre él, aquí verás cómo y por qué.
Los suelos son el fundamento de todas las estructuras que construimos, y por ende afectan directamente la estabilidad y la seguridad de las mismas, por ello es que podemos afirmar que la granulometría de suelos es muy importante. Para identificar el tipo de granulometría que tiene un suelo se realizan distintos tipos de estudios, que tienen el objetivo de conocer varios datos del suelo que definen la calidad de su granulometría, como por ejemplo, su origen, propiedades mecánicas, el cálculo de la abundancia y su curva.
Aunque ya hemos tratado este tema en post anteriores, vale la pena repasar de nuevo los conceptos básicos para poder entender cómo influyen en los suelos, y luego qué repercusión tienen en las edificaciones. La granulometría es un ensayo básico que permite conocer las características de un suelo en base a la dimensión de sus granos o partículas; para conocer más a profundidad sobre los tipos de ensayos granulométricos, te invitamos a leer el post en el enlace.
Esta información se refleja gráficamente a través de la conocida curva granulométrica, la cual, tiene forma de “S” y condensa los resultados de la granulometría de suelos en términos del el % de cada intervalo de tamaños de grano que pasan por una serie de tamices establecida.
Normalmente, los resultados de la granulometría se expresan con valores como D10, D50 y D80 para poder describir la distribución de los tamaños de partícula encontrados, donde el D10 es el diámetro que representa el 10% de la masa, el D50 el 50% y así sucesivamente. Bajo este principio, se establece el Coeficiente de uniformidad (Cu), el cual es equivalente a D60/D10, y nos dice que si Cu es mayor que 3, el suelo que estamos estudiando es uniforme.
La granulometría de un suelo es la característica que influye más directamente en la permeabilidad de un suelo (la capacidad de un elemento, en este caso el suelo, de dejar paso a un fluido sin alterar su estructura interna). Como resumen didáctico, podemos considerar que a menor diámetro de las partículas que componen el suelo, menor es la permeabilidad del mismo; aunque para un entendimiento más profundo se utiliza la Ley de Darcy para determinar la permeabilidad de un suelo.
A través de la granulometría de suelos y la permeabilidad del suelo, es que somos capaces de separar los suelos según su tipología, así saber cuales son más aptos para construir y cuáles menos. Entre más apto sea el suelo, más simple y económica será la estructura para sustentar la construcción. Aun así, no debemos olvidar que los suelos se componen por distintos estratos, lo que quiere decir que si el primer estrato no es el más indicado para construir, a mayor profundidad podemos encontrar estratos más aptos.
Se caracterizan por ser ásperos y secos, contienen un 70 % de arena y otro de arcilla por debajo del 15 %. Son suelos de gran permeabilidad por los separados que están sus partículas y tienen un excelente drenaje, pero con poca resistencia mecánica así que presentan dificultad para sustentar grandes edificaciones.
Se originan de la descomposición de piedra caliza, con abundantes sales calcáreas y materiales áridos. Son secos pero al mismo tiempo absorben humedad muy rápidamente, y por eso, funcionan muy bien como relleno para construcciones , Resistiendo muy bien mecánicamente las construcciones y disminuyendo el tamaño de las cimentaciones necesarias.
Se compone por partículas de grava, arcilla, y arena fina, por lo que retienen agua por mucho tiempo. No se recomienda cimentar en este tipo de suelo, ya que es necesario hacer excavaciones demasiado profundas, rellenar con una capa de roca muerta y cimentar con concreto ciclópeo para los muros, aumentando excesivamente los costes.
Compuestos por arcilla en un 45 % retienen mucha agua, tienen baja porosidad y una textura viscosa que no permite una buena compactación del mismo. Es un terreno duro bajo la ausencia de agua, pero se vuelve viscoso y blando cuando entra en contacto con ella, esto los hace peligrosos para cimentar cualquier edificación ya que la compactación del suelo puede durar varios años.
Es el tipo de suelo que se busca para cimentar una edificación, son suelos impermeables que cuentan con formaciones de piedra. Son excelentes para realizar proyectos con multi niveles, y para comenzar a armar las zapatas de cualquier cimentación, pero si esta capa de terreno es muy superficial puede generar dificultades a la hora de la cimentación, ya que se necesita maquinaria mucho más pesada para realizarla.
En conclusión la granulometría de los suelos, es la característica más relevante a la hora de determinar la idoneidad de un suelo para realizar la cimentación de una edificación, ya que nos permite clasificar los suelos y conocer, junto a otras características, cómo se comportará a la hora de recibir una carga. Para conocer más a profundidad el comportamiento de cada uno de los tipos de suelos y los estudios que deben realizarse, te invitamos a conocer el programa formativo de la Maestría internacional en Geotecnia y Cimentaciones.