Este túnel de alta velocidad atraviesa la ciudad de Madrid, España, y desempeñará un importante papel, ya que gracias a su construcción se conseguirá la conexión de todas las líneas de alta velocidad que pasen por Madrid.
El tramo Atocha- Chamartín tiene una longitud de 7,3 kilómetros, de los cuales 6,8 se encuentran soterrados, y cuenta con ancho internacional UIC, 1435 milímetros, suponiendo un ahorro de tiempo en los viajes de alta velocidad, evitando pérdidas de tiempo en la realización de transbordos.
La mayor parte de esta conexión se realizó con una tuneladora EPB (Earth Pressure Balance o Escudo de Presión de Tierras), con un diámetro de excavación de unos 11,5 metros y que ha sido bautizada con el nombre de “Gran Vía”. Esta tuneladora, de 2.200 toneladas, cuenta con una longitud de unos 125 metros.
En el túnel se ha instalado una doble vía en placa con carril embebido en un elastómero, ya que al encontrarse el túnel construido en una zona urbana, éste es un sistema con el que se consiguen buenas absorciones de ruidos y vibraciones.
Esta infraestructura cuenta con ocho salidas de emergencia, cinco con acceso directo a la calle y otras tres a aparcamientos subterráneos. El túnel cuenta con tres pozos de ventilación y cinco de bombeo.
La excavación de este túnel de alta velocidad, que comenzó en 2010, finalizó en el año 2011 y se estima que la infraestructura pueda entrar en servicio en el 2017. La inversión realizada para llevar a cabo este túnel ha sido de unos 240 millones de euros, aproximadamente.
Además de este túnel, existen otros dos que conectan ambas estaciones (Atocha y Chamartín). Éstas cuentan con ancho ibérico, 1668 milímetros, ofreciendo servicios de cercanías, media distancia y largo recorrido. Estos túneles en el momento de su construcción fueron apodados como ”túneles de la risa”, por su similitud a una atracción de feria llamada tubo de la risa.
