Vivimos momentos de grandes aportes tecnológicos, que llegan a todos los sectores de la economía. Como no podía ser de otra manera, la digitalización ha alcanzado también a las infraestructuras del transporte, entre las que se encuentran las carreteras. Veámos, a continuación, qué aspectos son los más destacados.
Desde el proyecto inicial hasta la fase de explotación y mantenimiento de las mismas, se utilizan ahora softwares y metodologías constructivas vanguardistas (BIM) que permiten reducir costes, plazos y riesgos, aumentando por consiguiente, la calidad de la obra. Sin embargo, pese a todo este desarrollo tecnológico, sigue siendo necesaria la presencia del ser humano durante todo el ciclo de vida experimentado por una carretera, desde el diseño hasta su rehabilitación o desmantelamiento, con el fin de controlar y garantizar el correcto desarrollo de todas las fases. El papel del ingeniero es (y será) clave en este sentido.
Autor: Pashminu (Pixabay)
Es evidente que los principales avances tecnológicos relacionados con la carretera se están produciendo en relación al vehículo eléctrico y respetuoso con el medio ambiente. No obstante, en la infraestructura viaria también se están produciendo algunos desarrollos interesantes que definirán el futuro de las carreteras. Así, la primera autovía eléctrica ya funciona en Suecia, desde hace algún tiempo, en la que los camiones reciben energía eléctrica a través de un pantógrafo como si de un ferrocarril se tratase. Tal es su éxito, que la empresa alemana Siemens ha anunciado la construcción de 10 kilómetros de este tipo de carreteras en la nación germana
Otra de las grandes innovaciones está ligada a la seguridad en zonas urbanas. Recientemente nos han llegado noticias sobre la implantación de sistemas inteligentes para el cruce de peatones en Londres basados en la instalación de luces led en la superficie viaria.
También vimos como en Francia inauguraron, el pasado año, un tramo de carretera con un pavimento especial constituido a base de pequeñas placas fotovoltaicas, o como algunas empresas tecnológicas pretenden utilizar el Big Data y la Inteligencia Artificial para gestionar incidencias, derivar tráfico o personalizar los anuncios de los paneles comerciales próximos a las vías, todo un desafío.
Sin duda alguna, las carreteras del futuro estarán dotadas de cierta inteligencia, pero entendámosla como un medio para obtener un fin y no como una característica intrínseca de la infraestructura que, más bien, es propia de las personas. Así, cuando hablemos de Smart Road lo haremos de un conjunto de sistemas que utilizan su “inteligencia” para mejorar la seguridad vial de la misma y contribuir al Medio Ambiente mediante consumos más eficientes.
Éste último aspecto es sobre el que trabajan actualmente los coches eléctricos, cuyo fin último es conseguir la independencia de los combustibles fósiles. Las carreteras del futuro, por tanto, serán las encargadas de mejorar las condiciones de seguridad de todos los agentes implicados en la circulación.
Autor: MikesPhotos (Pixabay)
En relación a la conexión de los vehículos con las carreteras del futuro, cabe destacar que existen ya algunos ejemplos de automóviles con conexión a internet, los cuales generan una cantidad de información enorme que debe ser procesada y tratada de manera cautelosa. El análisis de datos arrojará estadísticas relativas al uso que hacemos los conductores de la red de carreteras, las cuales serán útiles para mejorar, una vez más, la seguridad vial del entorno. Esto mismo resulta beneficioso para conocer el estado del tráfico en tiempo real, reportar incidencias de manera inmediata o para evitar accidentes de tráfico a través del frenado automático de los vehículos.
Inundar nuestras vías de sensores, cámaras y demás objetos tecnológicos no hará más que justificar esta transformación hacia lo digital que, sin duda, planteará un escenario propicio para el éxito comercial de los vehículos autónomos. Éstos últimos ya han sido probados con garantías y no tardarán mucho tiempo en dejarse ver por las calles de nuestras ciudades.
Captura del video "Ya hay fecha para el coche completamente autónomo: 2020", de elFuturoEsOne.
Existen estudios en los que se afirma que el factor humano está presente en el 90% de los accidentes de tráfico. El vehículo autónomo promete disminuir significativamente esta cifra, ya que el conductor apenas interviene en la circulación, algo que genera cierta desconfianza en los usuarios: el 51,85% de los españoles no se subirían a un coche de conducción autónoma.
A pesar de ello, el coche autónomo supondrá un antes y un después en el desarrollo de las Smart Roads, dado su alto nivel de interacción con la infraestructura vial. Algunos fabricantes, como Toyota o Nissan, trabajan desde hace años en este ámbito y sus resultados ya inspiran cierta convicción en la población: de los usuarios que están a favor del vehículo autónomo, el 95% reconoce estar dispuesto a utilizarlo de manera inmediata.
Tendremos, pues, que esperar a su completo desarrollo y ver qué pueden ofrecer las nuevas tecnologías al desarrollo de las carreteras. De momento, las expectativas son fascinantes.