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El hormigón con fibra tiene unas excelentes características. Destaca, principalmente, ser un elemento de mayor resistencia. Además, este tipo de hormigón dispone de varias clases que debemos tener en cuenta. En este artículo, detallaremos en qué consiste y cuáles son las cualidades que definen a cada una de sus variantes principales.
¿Qué es el hormigón con fibra?
Estos hormigones se caracterizan por ser reforzados a través de la inclusión de fibras. Estas son cortas, discretas y se distribuyen de manera aleatoria en la mezcla con el objetivo de reforzar la masa, así como controlar el agrietado y la contracción durante el secado. Además, reducen la permeabilidad del material y el sangrado de agua que este pueda tener.
El uso de las fibras se centra en aumentar la resistencia al agrietado del hormigón. Sin ellas, carece de resistencia a la tracción, lo que le hace propenso a la aparición de grietas. Estos desperfectos se producen por contracción plástica y por la que se produce durante el secado. Al incluir fibras, se consigue reducir la permeabilidad del material, lo que impide que pierda demasiada agua. Así, se reduce el agrietamiento cuando se está curando.
En función del tipo de fibra que utilicemos, podemos conferir al hormigón características adicionales. La resistencia a la abrasión, a los impactos o roturas son algunos ejemplos. Las fibras se añaden tras mezclar todos los agregados que conforman el hormigón. Para ello, es importante agregar la cantidad adecuada, ya que, si es demasiada, acabará por sobresalir del material.
Hormigón con fibra. Fuente: image.jimcdn
La cantidad de fibra que debemos emplear varía según el proyecto y otros factores. Por ejemplo, lo habitual es una dosis de 20-30 kilos por metro cúbico para efectuar un suelo sin juntas. Además, si queremos garantizar el éxito, es preciso recurrir a un ingeniero estructural, pues este cuenta con los conocimientos pertinentes para efectuar un buen trabajo.
Los tipos de fibras
Las fibras son la clave para mejorar las características del hormigón o dotarle de unas específicas. Básicamente, existen cuatro tipos que debemos conocer, ya que son las más utilizadas. Cada una presenta unas cualidades determinadas, las cuales son de gran ayuda en la construcción.
Fibra de acero
Son pequeños alambres de acero que se mezclan con el cemento, la arena y la piedra de hormigón. Estos confieren a la masa una alta resistencia estructural y aumentan el aguante a la flexión, lo que dificulta la deformación del material. Junto a esto, esta fibra dota de ductilidad, control del fracturado y le permiten soportar el impacto sin romperse. En ese sentido, los resultados son similares a los que ofrece el mallazo o malla electrosoldada.
Fibra de nylon
La fibra de nylon se introduce en la masa de hormigón para aumentar su resistencia o el control de la fisuración durante el fraguado. A su vez, mejora la capacidad de bombeo, lo que reduce las pérdidas de material en las tuberías. De este modo, se aprovecha al máximo, al mismo tiempo que se potencian sus características.
Fibras de vidrio
Mayormente, se emplea en la fabricación de paneles para fachadas de edificios. Estas fibras se proyectan sobre una base mortero en varias capas, cuyo material resultante presenta un adecuado módulo de elasticidad y resistencia a la tracción. Por regla general, se utiliza un volumen de 5 % del peso seco del hormigón en fibra. Además, es importante seleccionar aquellos filamentos de menor tamaño.