Publicado originalmente el 28 de diciembre de 2021, actualizado el 4 de octubre de 2023
Descubre cómo calcular el nivel sigma para mejorar la eficiencia y calidad de los procesos en tu empresa, y cómo puedes implementarlo.
El nivel Sigma, también conocido como Six Sigma, es un conjunto de técnicas y herramientas estadísticas que se utilizan para mejorar los procesos industriales. Esta metodología fue desarrollada por Motorola en 1986 y se ha convertido en un estándar de calidad reconocido a nivel mundial.
El objetivo principal del nivel Sigma es eliminar los defectos y las ineficiencias en los procesos, lo que se logra mediante el análisis de datos y la identificación de áreas problemáticas. Cada "Sigma" representa una medida de variabilidad o dispersión; por lo tanto, un proceso "Six Sigma" es aquel que produce menos de 3.4 defectos por millón de oportunidades, lo que significa que el 99.99966% de los productos o servicios están libres de defectos.
En este artículo explicamos en qué consiste y cómo podemos calcularla.
Tal y como decíamos en la introducción, el nivel sigma es un cálculo que nos resulta de utilidad cuando queremos mejorar un proceso. Gracias a ella podemos optimizar el funcionamiento de una empresa, ahorrar costes y reducir la cantidad de desperdicios generados. Analizar el nivel sigma es una forma de conseguir este objetivo, pero para ello es importante saber cómo hacerlo.
Se trata de una metodología destinada a la mejora de los procesos de una empresa. Fue desarrollada por Bill Smith en los años 80. Su objetivo es el de reducir la variabilidad dentro de un proceso, la cual corresponde a las desviaciones estándar que pueden existir respecto a las especificaciones de un proyecto.
Así, se eliminan posibles defectos o fallos tanto en la entrega de un producto como en el desarrollo de un servicio.
La meta que debemos perseguir al aplicar la metodología es alcanzar el nivel seis sigma, el cual permite un máximo de 3,4 defectos por millón de oportunidades o DPMO. Estos comprenderán cualquier causa o situación que impidiera o dificultará cumplir con los requisitos del cliente. El nombre elegido para esta metodología proviene de que sigma es la letra del alfabeto griego utilizada para representar la desviación estándar de un conjunto de datos.
La primera fase consiste en analizar el proceso que queramos mejorar. Se recogerán datos de su funcionamiento, gastos en los que incurre o tiempos, por poner unos ejemplos, para poder tomarlos como referencia.
Una vez cumplido este paso, debemos calcular el promedio y la desviación estándar del propio proceso, en cuanto a sus variables, o el número de defectos por millón de oportunidades para los atributos. Este último expresa el número de productos que quedarían fuera de especificación al fabricar un millón. El cálculo variará en función de la característica que se quiera medir.
El cálculo del nivel de calidad en procesos continuos es una tarea esencial para cualquier organización que se enfoca en la mejora continua y la excelencia operacional. Este proceso implica la medición y el análisis de la eficiencia y la eficacia de los procesos, con el objetivo final de reducir la variabilidad y mejorar la calidad.
Una forma común de calcular el nivel de calidad es a través del uso de indicadores clave de rendimiento (KPIs). Estos KPIs pueden incluir medidas como el tiempo de ciclo, el porcentaje de defectos, la tasa de rendimiento y otros indicadores relevantes para el proceso en cuestión.
La metodología Six Sigma proporciona un marco estructurado para este tipo de análisis. En un proceso de nivel Sigma, se recopilan y analizan datos sobre el proceso para identificar las causas de la variabilidad y los defectos. Luego, se utilizan herramientas estadísticas para modelar el proceso y predecir el impacto de diferentes mejoras.
El cálculo del nivel de calidad en procesos discretos es una tarea crucial para las organizaciones que buscan optimizar sus operaciones y mejorar la calidad de los productos o servicios que ofrecen. Los procesos discretos, a diferencia de los procesos continuos, se caracterizan por tener salidas claramente definidas y medibles, como la producción de un artículo o la entrega de un servicio.
La metodología Six Sigma también puede ser de gran utilidad en el análisis de procesos discretos. A través de la recopilación y análisis de datos, el nivel Sigma permite identificar las causas de la variabilidad y los defectos, y proporciona las herramientas necesarias para modelar el proceso y predecir el impacto de diferentes mejoras.
La importancia de esta metodología reside en que ayuda a reducir el número de errores en un proceso. Cuanto peor funcione, más nos costará mantenerlo, ya que estará generando demasiados fallos para que sea rentable. Incluso puede que determinemos que no está aportando valor a la empresa, por lo que tendremos que eliminarlo o sustituirlo por otro más eficaz. Por ello, al proporcionar a los responsables de departamento una formación especializada en dirección y gestión de empresas, nos costará menos crear procesos efectivos y eficientes. Los empleados sabrán cómo implementar las mejoras de forma constante, lo que ahorrará costes a largo plazo. En definitiva, determinar el nivel sigma de los procesos de una empresa la ayuda a funcionar mejor.
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