Google ha contratado al grupo danés BIG y al arquitecto londinense Thomas Heatherwick para diseñar el nuevo complejo de oficinas de su sede central en California.
Con una superficie construida de más de 300.000 metros cuadrados, la intervención promete convertirse en un icono de la empresa y reflejar su filosofía de trabajo expresando conceptos de innovación, flexibilidad y conciencia medioambiental.
Las ideas rectoras del proyecto surgieron de múltiples preguntas que tanto los despachos de arquitectura como los directivos de la empresa querían exponer: ¿de qué manera trabajaremos en las próximas décadas? ¿Cómo debe ser un espacio de trabajo para ser capaz de ajustarse a las necesidades futuras de una empresa y sus trabajadores? ¿Cuál es la forma más adecuada en que un edificio puede fusionarse con su entorno social y natural? ¿Cómo es posible difuminar los límites entre el adentro y el afuera, entre lo público y lo privado, entre ocio y productividad ?¿Qué parámetros definirán a la arquitectura sostenible en el futuro?
Las decisiones principales de diseño se tomaron teniendo en cuenta las respuestas a estos interrogantes y derivaron en una propuesta basada en estructuras de gran flexibilidad de armado y espacios interiores diáfanos que permitieran configuraciones espaciales cambiantes. Los sectores conformados por la estructura base se cubrirán con enormes doseles de materiales livianos y energéticamente eficientes semejantes a organismos vivos y generarán una relación permeable con el exterior, aprovechando la ventilación e iluminación natural y permitiendo un uso del suelo en que el edificio se adapta a su entorno y no al contrario, y que prioriza el espacio para peatones y ciclistas sobre el tráfico vehicular.
La nueva sede de Google en la bahía de San Francisco materializará con su lenguaje urbano y arquitectónico ideas que definen lo que está ocurriendo en Mountain View de manera intangible: creatividad, desarrollo, expansión, sostenibilidad.