Existen diversas aproximaciones a la visión de lo que es un GIS, definiéndolo como un conjunto de software, hardware, datos y personas. Desde un punto de vista puramente ingenieril, el GIS es una herramienta que nos ayuda a convertir los datos en información y por ello, un elemento fundamental es la capacidad de incorporar datos de las distintas fuentes disponibles.
Visión de un Sistema de Información Geográfica.
Conceptualmente, un GIS es una base de datos relacional que cuenta con una base de datos gráfica y otra alfanumérica conectadas entre sí. A continuación, vamos a conocer las características de la primera de ellas. En futuros post os contaremos un poco más acerca de la segunda.
BASE DE DATOS GRÁFICA
La información espacial incorporada a un SIG incluye atributos y una localización, extensión o configuración. Los atributos geométricos pueden ser métricos o topológicos. Los primeros, que incluyen posición, forma y tamaño, pueden expresarse por medio de coordenadas espaciales. Los topológicos son aquellos que describen características como conectividad y adyacencia, que no varían frente a distorsiones o cambios de escala.
Entrada de datos en un SIG
Esencialmente, la representación digital de las entidades gráficas se realiza de una de estas dos formas:
Modo ráster (celdillas):
Una estructura ráster consiste en una matriz de celdillas de tamaño uniforme, cada una de las cuales se encuentra referenciada por un único índice posicional (número de línea y columna). Contiene un número o código que representa el valor del atributo que ha sido cartografiado. Las fotografías digitales tienen una típica estructura ráster.
Modo vectorial:
La estructura vectorial representa los puntos mediante un par de coordenadas; las líneas por una cadena de coordenadas, uniforme o no uniformemente espaciadas; y las áreas o polígonos por sus bordes o fronteras. Los mapas convencionales (analógicos) se convierten a formato vectorial utilizando tableros digitalizadores.
Esquema de trabajo de los modelos ráster y vectorial.
Actualmente, los datos capturados y almacenados en modo vectorial pueden ser convertidos fácilmente en modo ráster, definiendo el tamaño de píxel que se desee y, en sentido contrario, los resultados obtenidos a partir de datos ráster (clasificaciones multiespectrales, MDTs…) pueden ser llevados en sentido inverso -ráster a vectorial- para su almacenamiento.