El edificio financiero La Vela se encuentra en el barrio de Las Tablas, en Madrid, y está construido siguiendo los criterios de sostenibilidad del LEED Oro, convirtiéndose en el nuevo ejemplo de eficiencia energética de esta ciudad. Además, se trata del edificio más grande de Europa iluminado con luces LED.
La torre de forma elíptica se encuentra en el centro de una plaza circular de 100 metros de diámetro, tiene 19 plantas distribuidas en sus 93 metros de altura y se encuentra rodeada por 7 edificios de tres alturas que llevan los nombres de los distintos continentes. Las calles que rodean a los edificios tienen nombres de mares y océanos.
Su fachada se encuentra acristalada en sus dos caras planas de 49.000 metros cuadrados, lo que reduce el consumo energético. Estas caras están rodeadas por un anillo de acero inoxidable con más de 35 radios de curvatura, necesarios para conseguir su particular forma de vela.
Para su construcción, el estudio Herzog & de Meuron encargado de la realización del proyecto, decidió utilizar materiales reciclados como el acero y los áridos asegurando un impacto mínimo sobre el medio ambiente. Además han utilizado una madera con etiqueta FSC, que certifica la utilización de los bosques de manera responsable.
En materia de ahorro energético y sostenibilidad cuenta con un sistema que permite recoger el agua de la lluvia para ser reutilizada para el riego. El agua de los lavabos también se recicla y se utiliza para llenar las cisternas, después de un proceso de recuperación. Su iluminación mediante LEDs supone un ahorro energético del 40 %, y cuenta, además, con un sistema de gestión de estores que se van regulando en función de la luz natural, permitiendo un ahorro de energía del 60%.
El complejo también cuenta con su propio sistema de energías renovables y de una tecnología de climatización llamada de vigas frías, que calientan o enfrían el aire pero que no produce el incomodo ruido del aire acondicionado, con lo que no molesta a los trabajadores y supone entre un 5 % y un 11% de ahorro energía respecto a los convencionales.
Persiguiendo la máxima eficiencia energética, durante la fase de proyecto se modifico la orientación del edificio: en un principio el edificio estaría orientado este-oeste, y se modifico a norte-sur.
El complejo, que acoge a 6.000 trabajadores, ha intentado modificar también la forma de trabajo, ya que en el interior predominan los espacios abiertos, evitando el aislamiento y potenciando el intercambio de ideas. La inversión total de esta ciudad financiera ha sido de unos 900 millones de euros.