El análisis de sensibilidad en investigación de operaciones permite comprender los efectos que se producen en una solución óptima. En esta entrada se explica en qué consiste y sus claves.
Un análisis de sensibilidad en investigación de operaciones es una herramienta importante en la búsqueda de una solución óptima a problemas de ingeniería en un proyecto en donde se debe determinar cómo le afectarán diferentes parámetros. ¿En qué consisten estos análisis exactamente? A continuación, se ofrecen sus principales características y claves destacadas.
Es un análisis que busca determinar los efectos producidos en la solución óptima por un cambio en cualquier parámetro de un modelo de programación lineal. Se investiga cómo afectará una modificación en los coeficientes de las variables básicas y no básicas, en los recursos disponibles o si se introduce una nueva restricción.
El objetivo es el de determinar hasta qué punto es fiable la solución óptima según las alteraciones que puedan darse. Hay que tener en cuenta que la solución se basa en que los datos de partida se mantendrán constantes, lo cual solo se da en periodos de tiempo cortos. Por tanto, al utilizar este análisis, se puede prever cómo se comportará ante los cambios que posiblemente surjan.
También contribuye a determinar qué parámetros o variables pueden fluctuar sin que estos afecten a la solución óptima. Algunos presentan unos intervalos mayores sin provocar cambios, pero otros serán mucho más sensibles. Al detectarlos, es posible mantenerlos bajo supervisión para afrontar los problemas que puedan llegar a causar. En función de su comportamiento, se efectuarán los ajustes pertinentes para evitar que la solución acabe por fallar.
El análisis debe abordar y verificar cada parámetro de manera individual. También se expresarán los coeficientes de la función objetivo y los límites de las restricciones. Así, se obtendrá información útil que permita determinar si la solución sigue siendo la óptima. A la hora de llevarlo a cabo, es posible utilizar programas. Además, se seguirá este procedimiento para agilizar las actividades:
El método ABC para la clasificación de inventarios es un ejemplo de este análisis. Se utiliza para buscar la solución óptima a la hora de segmentar y organizar los productos en un almacén. La importancia es el parámetro clave para ordenarlos. Así, se tiene en cuenta la relevancia para la empresa, el valor económico, los beneficios aportados o la rotación generada, entre otros factores.
A la hora de realizar la clasificación, se establecen tres tipos de categorías:
En la A se incluyen aquellos productos de mayor importancia para la empresa. Estos suelen suponer el 20 % del inventario y también son los que generan un alto movimiento o rotación. Al darles prioridad, se gestionan de forma efectiva y se obtiene un rendimiento superior para la compañía.
La categoría B engloba a los productos con una importancia y rotación moderadas. Llegan a representar el 30 % de las mercancías, aunque no generan más del 20 % de los ingresos. Es un grupo intermedio que debe revisarse con frecuencia, ya que algunos de sus componentes podrían encajar dentro de la clase A o la C en función de las circunstancias.
Por último, la C es la categoría más numerosa, aunque es la que menores ingresos aportaría. Los productos que la integran no son muy demandados, por lo que no es necesario destinarles muchos recursos. Llegan a generar solo un 5 % de las ganancias y su control puede realizar de forma esporádica, pero teniendo siempre en cuenta su caducidad u obsolescencia. Se ubican en zonas secundarias del almacén con peor accesibilidad, ya que su prioridad es baja.
Hay cuatro formas de clasificar mercancías siguiendo este método.
En definitiva, el análisis de sensibilidad en investigación de operaciones resulta de gran utilidad para adaptarse a los cambios. En Structuralia ofrecemos la formación adecuada para aprovechar estas herramientas. Así, los profesionales están mejor adaptados a una realidad profesional exigente.