Las reservas de la energía hidráulica además de generar electricidad, abastecen a la población de agua para su consumo y para los sistemas de riego.
Comenzaremos diciendo que la energía hidráulica, también llamada hidroeléctrica, es un tipo de energía renovable que surge a través del movimiento del agua, generando electricidad con la fuerza del agua que cae o fluye. Es considerada la primera fuente renovable en el mundo.
Al hablar de reserva hidráulica no referimos a toda el agua almacenada, bien sea las aguas superficiales (embalses y pantanos) o las aguas subterráneas (acuíferos y pozos).
Las reservas de agua se clasifican en dos grandes grupos:
Se refiere a las masas de agua superficiales creadas por el hombre, a través de construcciones de cauces artificiales que se rellenan con agua y posteriormente se renuevan con el agua de las lluvias.
En este grupo tenemos las represas, lagos, pantanos y embalses artificiales, además de las reservas que se obtienen mediante procesos también artificiales como la desalinización de aguas naturales.
Dentro de las reservas de agua artificiales se destacan los embalses, que son estructuras usadas para almacenar agua. Por lo general se construyen cerrando la desembocadura de un valle mediante paredes de concretos llamadas represas, que se encargan de detener el flujo de agua proveniente de la lluvia o de un río. Estos embalses tienen como finalidad abastecer a la población de agua potable para su consumo y usos en los sistemas de riego, además de generar energía eléctrica.
Entre las represas hidroeléctricas más grandes del mundo se destacan la presa de las Tres Gargantas ubicada en China, con 22.500 megavatios (MW). La ubicada en la frontera entre Brasil y Paraguay, llamada Itaipú, con 14.000 MW. La represa del Guri con 10.234 MW ubicada en Venezuela. El Grand Coulee con 6.809 MW, en Estados Unidos y Sayano-Shushenskaya de Rusia, con 6.400 MW.
Presa de las Tres Gargantas. Fuente: granma.cu
Se refiere a las masas de agua creadas por procesos naturales que se forman en los cauces. Entre estas tenemos a lagos, ríos, embalses creados por procesos naturales o el agua subterránea.
Como ya hemos expuesto anteriormente, las represas hidroeléctricas además de abastecer de agua potable a la población y a los sistemas de riegos, sirven para generar electricidad. En el proceso de producir energía eléctrica, no se requiere el consumo del agua, porque esta se reintegra al cauce central para que pueda ser nuevamente utilizada para otros usos.
Sin embargo, para que las centrales hidroeléctricas puedan generar energía eléctrica utilizando el agua de los embalses, estos deben respetar una reserva mínima.
En este sentido, tenemos que los efectos del cambio climático están influenciando negativamente en los largos períodos de sequías que no permiten que los embalses alcancen los niveles adecuados para producir electricidad.
Tenemos como ejemple el caso de España, que, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), por lo que va del año 2022, se ha podido determinar que este ha sido el tercer año más seco del siglo XXI. Este bajo nivel de las reservas de la energía hidráulica ha traído como consecuencia los altos precios en la tarifa eléctrica
Por otro lado tenemos el impacto del alza del precio del gas, que se ha tratado de aminorar con una mayor producción hidroeléctrica, pero esta se encuentra limitada por la escasez de agua. De allí la necesidad de un buen manejo de las reservas de la energía hidráulica que le permita a la población tener un mayor acceso a los servicios que ofrece la electricidad para su diario vivir. Para ello, los embalses deben almacenar agua en los momentos de menor demanda y aprovecharla para generar energía eléctrica en las horas de mayor consumo.
En conclusión, es necesario que los países tomen medidas como: el desarrollo de nuevos proyectos hidroeléctricos para reemplazar las antiguas plantas que sean ineficientes o insuficientes, el control del derecho de uso del agua en períodos de escasez mediante regulaciones legislativas, y el aumento de la eficiencia en la generación de biocombustibles.
Estas son algunas medidas que pueden coadyuvar al incremento de las reservas de la energía hidráulica, con la finalidad de abastecer suficientemente a la población de agua potable y energía eléctrica a precios más asequibles.