El cuadro de control de un LLS (lifelong learning service) permite al responsable de formación hacer un cuidadoso seguimiento de todas las fases por las que pasan los empleados de su empresa durante su proceso de formación. Y además, es la mejor herramienta interna del propio LLS para mejorar su calidad de forma continuada.
Cuadro de control: la sala de máquinas del responsable de formación
Los responsables de formación de las empresas que utilizan, o quieren incorporar, un Lifelong Learning Service en su empresa buscan que se les facilite el seguimiento y control de la formación a su empleados. Este requisito fundamental diferencia un LLS de otras opciones de plataformas de formación, ya que cuenta con un completo cuadro de control que permite el seguimiento de muchos indicadores, pero en especial de las dos variables más importantes que se deben vigilar:
- El grado de aprovechamiento de la inversión
- El grado de satisfacción del alumnado
Con respecto al primer aspecto se tiene acceso desde el LLS a un “dashboard” con total nivel de detalle que informa de qué cursos ha realizado cada alumno, en qué fecha los finalizó, cuántas horas tiene, qué notas sacó, etc… O también qué alumnos hay matriculados en cada curso y cuáles de ellos están en progreso, o cuáles han finalizado. Puede verse la evolución en el tiempo en el número de usuarios, el número de cursos finalizados, el número de nuevas matrículas, etc.
Veamos como quedan plasmadas todas estas métricas. Para ello podemos tomar como ejemplo el cuadro de control de Pharos. Este lifelong learning service tiene 51 plataformas implantadas en diferentes clientes con lo que cuenta en total con 21.323 profesionales matriculados, los cuales han realizado 112.323 acciones formativas y han finalizado 12.456 cursos, lo que equivale a 553.881 horas de formación realizadas.
Encuestas de satisfacción de los alumnos
Pero sobre todo, respecto a la segunda variable, un Lifelong Learning Service debe contar con un cuadro de control completísimo donde se pueda ver cómo valoran los alumnos de su empresa cada curso, cuáles son los cursos mejor y peor valorados, qué opinan los alumnos de cada curso, qué % de alumnos recomiendan cada curso, cómo evoluciona la percepción del alumnado con el tiempo, etc.
Todo comienza con la posibilidad de realizar encuestas de satisfacción a los alumnos sobre los cursos que han terminado o que están realizando en cada momento. Las encuestas generan una gran cantidad de Big Data que los LLS utilizan para mejorar su calidad. Cuantos más alumnos inscritos, mayor es el número de encuestas recibidas.
Los resultados de estas encuestas se vuelcan en el cuadro de control del LLS dónde se puede establecer un ranking con los cursos con mejores valoraciones. Pero además, se puede identificar de manera inmediata qué cursos no están yendo bien y, lo más importante, gracias a que los alumnos pueden dejar comentarios, se puede saber por qué no están funcionando y qué debe ser corregido o actualizado.
Imaginemos que en un curso ha tenido una valoración significativamente inferior al resto de la plataforma, y disponemos de más de 100 comentarios de alumnos sobre el mismo que nos indican qué es lo que no les gusta, o a qué contenidos les dan más valor y se debería profundizar más. El proceso de identificación de mejoras se reduce y aumenta inmediatamente la calidad de los cursos.
Para entender mejor cómo funciona este proceso, vamos a tomar como ejemplo el panel de encuestas de Pharos, uno de los principales lifelong learning service del mercado. Los resultados de este cuadro de control nos arrojan información muy interesante, como por ejemplo que se han completado 11.004 encuestas en total de todos sus cursos, y que el 93,6% de los alumnos recomiendan el curso que han realizado.
Se detallan el número de encuestas de cada curso, y la valoración de diferentes aspectos de los cursos como pueden ser su documentación, el contenido audiovisual y la usabilidad de la plataforma. Datos muy importantes que en conjunto nos ofrecen una visión completa de la experiencias que tiene el alumno, y que da como resultado una valoración media de los cursos de 3,34 sobre 4 (equivale a 8,35 sobre 10).
Esto permite tomar medidas para mantener la calidad de los cursos. Por ejemplo, una de las políticas de calidad de Pharos es el compromiso con sus clientes de que los cursos que tienen una valoración inferior a 2,8 sobre 4 son dados de baja del catálogo. Con lo que sus clientes tienen garantizado que sus cursos son auditados bajo un estricto control de calidad.
Como conclusión, disponer de un cuadro de control de estas características se convierte en el mejor aliado de las empresas a la hora de supervisar la formación de su personal. Permite hacer seguimiento de los principales indicadores, lo que supone un ahorro de tiempo importante para los responsables de formación, así como una herramienta útil y actualizada para tomar decisiones.
Andrés Serrano Paradinas
Director General Structuralia